¿Se pueden “hackear” los sueños? - 800Noticias
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Los sueños han sido un gran misterio para los investigadores desde hace décadas. Sin embargo, en los últimos tiempos ha surgido entre la comunidad científica la idea de que estimular el cerebro mientras dormimos podría mitigar el sufrimiento de algunos pacientes.

Aunque controlar o “hackear” los sueños puede sonar a ciencia ficción, la investigación moderna ya está explorando cómo podría influir en ellos con el fin de mejorar nuestra salud mental y emocional. En concreto, se habla de que estimular el cerebro dormido podría aliviar los síntomas por pérdida de memoria, ictus u otros problemas de salud mental.

Estas estrategias abarcan desde los sueños lúcidos hasta las intervenciones tecnológicas que alteran la actividad cerebral durante el sueño. Pero, ¿cómo influyen estas técnicas y de qué forma podrían ayudarnos a combatir determinados problemas?

Controlar el sueño

No obstante, los expertos han descubierto diversas técnicas que podrían revolucionar la manera en que tratamos trastornos del sueño y problemas de salud mental. Desde controlar los sueños lúcidos hasta manipular el sueño con estímulos: ya sea a través de dispositivos que emiten destellos de luz durante el sueño REM, o estimulación sonora u olfativa.

Por ejemplo, uno de los primeros intentos de mejorar recuerdos específicos durante el sueño involucró el uso de olores. En 2007, un equipo liderado por el científico Jan Born comprobó los beneficios de entrenar a personas con estímulos olfativos durante el sueño.

En primer lugar, se expuso a los participantes al aroma de rosas mientras aprendían la ubicación de objetos en una cuadrícula. Luego, al estimularlos de nuevo con este aroma durante el sueño de ondas lentas comprobaron que mejoraba significativamente su capacidad de recordar esas ubicaciones. Según los investigadores, este fenómeno se debe a que el aroma activa fuertemente el hipocampo, la región del cerebro asociada con la consolidación de la memoria.

Asimismo, dos años después, el investigador Ken Paller y su equipo demostraron un efecto similar utilizando sonidos. Durante un experimento, los participantes memorizaron la ubicación de 50 objetos en una pantalla de ordenador, cada uno asociado con un sonido específico (por ejemplo, un maullido para un gato o un silbido para una tetera).

Durante una siesta, se reprodujeron 25 de esos sonidos. Al despertar, los participantes recordaron mejor (que los que no lo escucharon) dónde se encontraban los objetos asociados con los sonidos que escucharon durante el sueño.

Con información de Muy Interesante

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