Se acerca la fiesta de la Divina Misericordia, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
El primer domingo después de Pascua se celebra el Domingo de la Divina Misericordia que es el último día de la octava de Pascua, así lo estableció el papa Juan Pablo II diciendo: «La fiesta de la Divina Misericordia es una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar con confianza en la benevolencia divina las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros».
Por eso tiene como fin principal hacer llegar en los corazones de cada persona que Dios es misericordia y nos ama a todos y cuando más grande es el pecador tanto más grande es el derecho que tiene a la misericordia de Dios. Este mensaje pide que tengamos plena confianza en la misericordia de Dios y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones, porque la fe sin obras por fuerte que sea es inútil.
Santa Faustina Kowalska qué es conocida como la mensajera de la Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera esta fiesta. Santa Faustina Kowalska nació en Polonia en 1905, a los 20 años ingresó en la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia y 1931 Jesucristo se le apareció en el convento pidiéndole que convirtiera en su apóstol y secretaria de su misericordia.
Sor Faustina vio a Jesús vestido con una túnica blanca, con su mano derecha levantada en señal de bendición, su mano izquierda tocando en la zona del corazón de donde salían dos grandes rayos, uno rojo y el otro pálido. Jesús le dijo: «pinta una imagen según el patrón que ves con la firma ‘Jesús en ti confío’, deseo que esta imagen sea venerada primero en tu capilla y luego en todo el mundo, quién la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte.
Cuando recen está coronilla junto a los moribundos, me pondré entre padre y el alma agonizante, no como el juez justo, sino como El Salvador misericordioso. Los sacerdotes se la recomendarán como la última tabla de salvación, hasta el pecador más empedernido, si reza está coronilla, una sola vez recibirá la gracia de Mi misericordia infinita, deseo que el mundo entero conozca mi misericordia y el obtendrás todo si lo que pides está de acuerdo con mi voluntad.
La coronilla de la Divina Misericordia se reza como un rosario común, se comienza haciéndose la señal de la cruz, rezando un Padrenuestro, un Avemaría y el Credo de los Apóstoles.
En las cuentas grandes del Padre Nuestro, antes de cada decenas se reza: «Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y lo entero en las 10 cuentas pequeñas de cada decenas de risa por su dolorosa pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero».
En las diez cuentas pequeñas después de cada decenas se reza «Por su dolorosa pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero». Después de 5 decenas se reza tres veces: «Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal», ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Luego se reza tres veces: «Oh Sangre y Agua que brotaste del sagrado Corazón de Jesús, yo confío en ti». Sor Faustina escribió sobre esta revelación de Jesús de la Divina Misericordia y todas las promesas en su diario siguiendo las instrucciones del propio Jesús, convencida de que la Divina Misericordia es la petición de Dios y de que con Dios ¡siempre ganamos!
Únete a nuestro canal de Telegram, información sin censura: https://t.me/canal800noticias