Santoral de este 16 de septiembre: San Juan Macía y San Cipriano - 800Noticias
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Religión

Redacción 800 Noticias

San Juan Macías

Religioso y santo dominico español que evangelizó el Perú desde 1620 y fue canonizado en 1975 por Pablo VI tras verificar sus dones milagrosos. Hoy tiene innumerables fieles que visitan su imagen en el altar principal de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo) y en el año 1970 se levantó un templo en su nombre en el distrito de San Luis – Lima.

Semblanza Espiritual

Desde niño era muy modesto y amigo de las cosas religiosas, frecuentaba las iglesias y oía con gran atención los sermones, que a su manera contaba a otros niños. Atendiendo la portería con humildad, San Juan Macías procuró ocultar siempre la estimación que de su santidad hacían todos, dentro y fuera del convento, lo mismo los grandes señores que los pobres a quienes en la portería daba sustento. Teníase por indigno de tratar con los demás religiosos, estimando no solamente a los sacerdotes, sino también a los novicios y conversos como si cada uno fuera su superior. Las reprensiones las llevaba con mucha paz sintiéndose mortificado cuando era alabado.

Su obediencia era tan pronta que, sin formar juicio de lo que le mandaban, inmediatamente lo cumplía. Bastaba con que el superior le hiciese la más mínima señal o indicación para dejar hasta los mismos ejercicios espirituales y hacer lo que le mandaban. Su caridad con los pobres fue grande en socorrerlos y consolarlos, para lo cual se daban ayuda los nobles de la ciudad y de otras partes. En cada pobre veía a Jesucristo. Socorría a todos, en su portería o enviando un criado a las familias necesitadas. Esta caridad que con los pobres ejercitaba, dándoles limosna, la ejercitaba también con los ricos aconsejándoles y consolándolos.

San Cipriano

Nació en Cartago, en una rica familia pagana. Después de su conversión, a los 35 años de edad, fue ordenado sacerdote y luego obispo. Durante su episcopado tuvo que afrontar muchas dificultades, como las persecuciones de los emperadores Decio y Valeriano, mostrando así sus grandes dotes de gobierno. Con los fieles que habían claudicado ante la prueba – los lapsi, es decir, “caídos” -, fue severo pero no inflexible, concediéndoles el perdón después de una penitencia ejemplar. Durante la peste que asoló África, manifestó todo su espíritu de caridad invitando a los cristianos a socorrer también a los paganos.

Cipriano escribió numerosos tratados y cartas, con el deseo de edificar a la comunidad y exhortar a los fieles al buen comportamiento. El tema de la Iglesia era muy querido para él. La unidad es su característica irrenunciable: unidad que se fundamenta en Pedro y que se realiza en la Eucaristía. En su tratado sobre la oración del Padre nuestro, anima a rezar usando las palabras con moderación, porque Dios no escucha las palabras sino el corazón. El corazón es lo más íntimo donde Dios habla al hombre y el hombre habla a Dios; es, pues, el lugar privilegiado de la oración.

santoral 16 septiembre