Santo Tomás Moro, por María García de Fleury

Por: María García de Fleury

Tomás Moro nació en Londres, el 7 febrero en 1478, en su adolescencia trabajó como paje en la casa del arzobispo John Morton, se graduó de la Universidad de Oxford y pasó a estudiar derecho. A los 26 años Moro comenzó su carrera política que duró 30 años.

Tomás Moro fue un hombre de una gran cultura universal, defendía un humanismo basado en la preocupación por el hombre integral y por la trascendencia de su alma, escribió numerosas obras sobre el humanismo y en contra de las herejías; todos sus escritos buscan educar al hombre y  alumbrar una sociedad nueva.

En su obra Utopía, publicada en 1516 propuso una organización racional de la sociedad de base comunal que se situaba en una isla imaginaria; en ella estableció las normas que regirían la sociedad ideal entre las que se hallaban la enseñanza universal, la libertad religiosa y la subordinación de todo interés individual al beneficio en común.

Tomás Moro demostró su preparación y competencia profesional como jurista, como político en el parlamento, en la Cámara de los Comunes, como profesor decano universitario, como juez de negocios civiles, embajador y canciller de Inglaterra. Supo hacer compatible un espíritu contemplativo con el ejercicio de su profesión y la defensa de sus deberes cívicos.

Tomás Moro se casó y al poco tiempo enviudó, pero luego volvió a casarse y en sus dos matrimonios fue un marido y un padre afectuoso y preocupado por los estudios de humanidades tanto de su mujer como de sus hijos. El libro «La carta desde la torre»,  escrito a su hija Mari lo acreditan.

Consideraba la amistad como un regalo muy noble que procede de la benevolencia de Dios, mantuvo amistad con los protagonistas de la cultura del renacimiento, especialmente con Erasmo de Rotterdam. Fue leal a la corona que sirvió pero esto no le impidió mantener su posición oponiéndose tajantemente al divorcio de Enrique VIII con Catalina de Aragón y negándose a asistir al matrimonio del rey con Ana Bolena.

Moro sabía que lo llevaría a caer en desgracia, fue acusado injustamente de corrupción y fue decapitado.

Su lealtad al cristianismo fue tal que prefirió el martillo y la muerte antes que ceder a sus principios. El Papa Juan Pablo II lo proclamó patrono de los gobernantes y políticos porque la figura de Tomás Moro emana un mensaje de inalienable dignidad de la conciencia, de primacía de la verdad sobre el poder, de coherencia moral y de una política que tiene como fin el servicio a la persona.

Tomás Moro enseño que el gobierno es antes que nada Ejercicio de virtudes, tuteló y defendió con gran empeño a la familia, promovió la educación integral de la juventud y mantuvo un profundo desprendimiento de honores y riqueza, una humildad serena y jovial, un equilibrado conocimiento de la naturaleza humana. Se destacó por su buen humor se destacó también por la ironía y una seguridad en sus juicios y convicciones basados en la fe.

Tomás Moro ilustró con claridad una verdadera ética política defendiendo a la iglesia de las indebidas injerencias del Estado y dándole primacía a la libertad de conciencia de la persona frente al poder público, porque él sabía que primero es Dios antes que los gobernantes porque con Dios ¡siempre ganamos!

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