Santo Tomás Moro, modelo de político, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por María García de Fleury

Tomás Moro nació en Londres en 1478, se dedicó al derecho, estudió en la Universidad de Oxford y estudiaba y admiraba a San Agustín así como a Sócrates, Platón y Aristóteles y todos ellos le dieron gran fuerza interna y pasión por la verdad. Al graduarse trabajó como jurista en la corte de Inglaterra, su experiencia como abogado y juez le hizo reflexionar sobre la injusticia del mundo, desde 1504 fue miembro del Parlamento y allí se hizo notar por sus posturas audaces en contra de las injusticias.

Hablaba de la igualdad social de la importancia de la fe religiosa de la tolerancia, el imperio de la ley combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno. De todo esto surgió su libro tan famoso llamado la utopía que le escribió en 1516 donde planteaba la posibilidad de crear un Estado justo en el que todos sus habitantes alcanzaran la felicidad por la organización del Estado que creen que es la mejor y única forma de gobernar honestamente.

Como político, humanista y pensador político todos lo admiraban y el propio rey Enrique VIII lo promovió a cargos de gran importancia; se convirtió en la figura política más atractiva del del siglo 16 era la voz de la conciencia de la primera reforma inglesa y una de las tres mayores personalidades del Renacimiento inglés.

Ayudó al rey a conservar la unidad de la Iglesia Católica rechazando las doctrinas de Martín Lutero y trató de mantener la paz exterior, pero cuando el rey quiso divorciarse de Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena Tomás moro, se negó y se negó por razones de conciencia porque dentro de la Iglesia Católica el matrimonio es hasta que la muerte los separe, por eso no podía aceptar el divorcio ni reconocer como legítimo el matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena, también se negó a prestar juramento a la Ley de Sucesión.

El rey enfureció, lo mandó a poner preso en la Torre de Londres, expropió los bienes de los monasterios, rompió relaciones con el papado, se declaró jefe de la nueva iglesia que estaba fundando llamada la Iglesia Anglicana y quiso obligar a todos los sacerdotes y obispos a que le juraran fidelidad y se sometieran a su autoridad.

Al año siguiente, en 1534, mandó a decapitar a Tomás Moro y Tomás Moro se convierte así en un mártir de la fe por su honestidad, por la coherencia de vida, por su testimonio de vida cristiana y su unidad de vida.

Esto demuestra hasta dónde llegaba la fidelidad de Tomás Moro a sus principios, prefirió morir a violar los principios, por eso se hizo como modelo político, honesto por su afán de servir, veía la política como su modo de servir a Dios. Insistía en que si no es posible erradicar de inmediato los principios equivocados, ni abolir las costumbres inmorales, no, por eso se debía abandonar la causa pública que es la política, porque cuando una sociedad no responde a la llamada de Dios y la desprecia, viene a caer en una situación más lamentable que la de aquellos que seguían por la mera razón natural.

Consideraba que el trabajo y la educación son elementos necesarios y prioritarios en la vida de los ciudadanos, el rey hizo una serie de intentos para que Tomás Moro cambiará de opinión, pero él le decía el hombre no se puede separar de Dios ni la política de la moral. Esta fue la luz que iluminó siempre la conciencia de Tomás Moro porque él sabía que por encima de todo está Dios y que con Dios ¡siempre ganamos!

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