Santo Domingo de Guzmán, por María García de Fleury
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Domingo nació en España, en una familia de Nobles. De joven lo enviaron a estudiar artes liberales, y teología, era tiempo de continuas guerras contra los muros y entre los Moros mismo principios cristianos, por eso se desarrolló una hambruna en toda la región de Palencia. Domingo recordaba las palabras de Jesús «un mandamiento nuevo les doy, que se amen unos a los otos como yo os he amado».
Por eso vendió todo lo que tenía, hasta sus libros, porque pensaba «cómo puedo yo seguir estudiando en pieles muertas cuando hermanos míos en carne viva se mueren de hambre». Algunas personas hicieron lo mismo imitándolo.
Un día una mujer llorando le dijo: «Mi hermano cayó prisionero de los Moros». Domingo decidió venderse como esclavo para rescatar al hombre, y este acto conmovió a Palencia y todos los habitantes se unieron para logar el dinero para el rescate, de modo que domingo no tuviera que venderse.
En 1194 se ordenó sacerdote y con una inmensa dedicación a la oración se mantuvo toda la vida. Lo recordaban como un hombre que no deja orar por los otros.
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