Santa Ursula, jovencita de fe y firmeza, por María García de Fleury
María García de Fleury
Úrsula fue una mártir del siglo V, hija del rey de Bretaña, y aunque deseaba mantenerse virgen para dedicarse a Dios, su padre estableció que debía casarse con el príncipe Conán, hijo pagano del rey de Inglaterra. Para aceptar con su mal la unión, Úrsula puso una serie de condiciones.
Ante todo su prometido, debía convertirse al cristianismo, esperarla durante tres años para ella realizar, junto con once amigas, una peregrinación a lo largo de Europa y tener una comitiva de doncellas para que las ayudaran. La primera ciudad visitada fue Colonia, en Alemania, donde un ángel le dio a saber que allí recibiría su martirio. Después viajaron a Roma. Allí habló con el papa Siríaco.
Cuando regresó a Colonia, junto a sus compañeras, la ciudad alemana se encontraba sitiada por los guerreros Hunos, liderados por Atila. Eran muy temidos por todos los pueblos. Los hunos asaltaron el barco donde iba Úrsula con sus amigas y su comitiva, y quisieron tomarlas como mujer.
Úrsula y sus compañeras se negaron rotundamente porque no estaban dispuestas a ofender a Dios y a su virginidad no la iban a manchar. Furiosos, los hunos las atacaron y las mataron a todos. A Úrsula, dada su belleza, fue separada del grupo y tomada por Atila, quien quiso casarse con ella.
Al rechazar la propuesta, Úrsula fue asesinada por el mismo Atila, quien disparó contra su pecho una lluvia de flechas. La vida de Santa Úrsula es narrada como una recopilación de hechos en lo que la historicidad pasa a un segundo plano, destacándose en cambio los valores cristianos y morales, simbolizando que la vida de Santa Úrsula es la vida de la mujer, y que la vida de la mujer es la vida de la mujer.
Así, de Úrsula como mártir se enfatiza el voto de virginidad, la obediencia y el sacrificio en nombre de la fe, valores que se encarnan en su imagen como modelos a seguir.
El culto a Santa Úrsula y las 11.000 vírgenes martirizadas con ella en Colonia se remonta a la temprana edad media, llegando a ser uno de los cultos cristianos más extendidos por el mundo.
Santa Úrsula fue nombrada patrona de la iglesia de Santa Úrsula. De la Catedral de Colonia, como jefa de una multitud femenina que murió por su fe.
Eso hizo surgir un culto colectivo de una congregación de almas dispuestas a morir por la fe. El número tan elevado de mártires ofreció la posibilidad de un reparto de reliquias por toda Europa sin peligro de duplicación. Su culto fue aprobado por el Papa.
Su ejemplo de vida por defender su dignidad hizo que la consideraran patrona de la juventud. En La Universidad de la Sorbona en París la adoptó como patrona y lo mismo ocurrió en las universidades de Coimbra en Portugal y de Viena en Austria.
Por su parte, Santa Ángela Mérisi en el siglo XVI narró cómo Santa Úrsula se le apareció en sueños y le pidió que velara por el alma de las jóvenes.
Inspirada en aquel sueño, Santa Ángela fundó la primera orden de mujeres dedicada a la enseñanza. Ellas son llamadas ursulinas.
El culto a Santa Úrsula ha permanecido a lo largo de los siglos por ser modelo de virtud, de respeto a la dignidad de la persona, de obediencia y entrega a Dios con firmeza a pesar de ser tan jovencita
. Úrsula supo guiar a muchas personas a Dios, convencida de que con Dios siempre ganamos.
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