Santa Teresa de Los Andes, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

por: María García de Fleury

El 13 de julio se celebra la fiesta de Santa Teresa de los Andes, la primera chilena santa carmelita de toda América.

Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900 en una familia muy acomodada. A los 10 años recibió su primera comunión y procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús; amaba profundamente a la virgen María la madre de su adorado Jesucristo.

Teresa también una gran deportista y casi a diario practicaba la natación y la equitación, además dé los deportes, cumplía con sus estudios, los deberes en la casa y por supuesto, la oración era el centro de su vida.

Teresa era una joven bellísima, simpática, deportista, alegre, equilibrada, servicial y muy responsable.

A Teresa le preocupaba mucho la situación de pobreza de la gente a su alrededor y a su modo trataba de consolar y remediar la situación de los que podía, en una ocasión le regaló el saco y los zapatos que tenía puestos a una señora que andaba en la calle descalza y con frío; en otro momento cargo el cuidado de un niño que encontró en la calle con hambre y todo sucio y por un buen tiempo se ocupó de que no le faltará nada al niño y a su madre.

Vivía el Evangelio del amor para con quienes tenía a su alrededor, era tan bonita y alegre que siempre había muchos jóvenes a su alrededor, pero ella no quería nada serio con ellos porque quería entregarse por completo a su adorado Jesucristo.

Entre los 15 y los 16 años vivió varias circunstancias familiares difíciles y en esos momentos donde sus diálogos con Cristo se hicieron más intensos, era muy devota del Sagrado Corazón de Jesús y de la eucaristía, la lectura cada vez más profunda de los escritos de Santa Teresita de Lisieux la hicieron escribir en su diario «mis ojos llenos de Lágrimas se fijaron en un cuadro del Sagrado Corazón y sentí una voz muy dulce que me decía: como yo estoy solo en el altar por tu amor y tú no aguantas un momento»

Desde entonces, Jesús le hablaba y ella pasaba horas enteras conversando con él, así es que le gustaba estar sola. Jesús le fue enseñando como debía sufrir y no quejarse y de la unión íntima con él fue el momento en que ella dijo que él la quería para ella, que quería que fuese Carmelita y ¡ay madre Santa!, no se puede imaginar lo que Jesús hacía en el alma de ella, en ese tiempo ella no vivía para ella, era Jesús el que vivía en ella.

Teresa leía con mucho interés y dedicación la vida de los santos carmelitas y comenzó escribirle a la superiora del convento de las Carmelitas allí en los Andes, cada día sentía más el deseo de vivir el ideal Carmelita qué es sufrir y llorar para mejorar y purificar el mundo, decía «quiero ser como Cristo, que ese loco de amor»

Su constante ilusión fue asemejarse a Cristo, el 7 de mayo de 1919 ingresó en el convento de Las Carmelitas descalzas de los Andes, no llego a vivir ni un año entero en el convento porque con sus 19 años murió de tifus, el 12 de abril de 1920.

Las religiosa aseguraban que había entrado ya santa al convento, anualmente se realiza uno en octubre una peregrinación de más de 50,000 jóvenes llamada «De Chacabuco al Carmelo», un camino de santidad dónde deben recorrer 27 km.  Su santuario es visitado por miles de peregrinos al mes y se ha convertido en centro espiritual de chile, logrando su ideal de despertar hambre y sed de Dios en el mundo materializado convencida de que con Dios ¡siempre ganamos!