Santa Teresa de Los Andes, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
A quien conocemos como Santa Teresa de los Andes nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900 en medio de una familia acomodada y muy cristiana, desde los 6 años asistió con su madre casi a diario a la misa y suspiraba por comulgar, recibió la primera comunión el 11 de septiembre de 1910 y desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largos ratos en dialogo amistoso con Jesús.
Vivió una intensa vida mariana, el conocimiento y el amor a la madre de Dios vivificó y sostuvo en todo momento su camino en el seguimiento de Cristo.
Cuando tenía 14 años sintió que le señor le pidió que quería su corazón solo para él, dándole también la vocación al Carmelo, leía con entusiasmo la vida de los santos carmelitas y tenía correspondencia con la superiora del convento carmelita de Los Andes.
A los 17 años expuso su ideal carmelita de sufrir y orar y con ardor defendía la vida contemplativa, aunque el mundo los tachara de inútil. Le emocionaba saber que su sacrificio serviría para mejorar y purificar el mundo. Teresa decía “Cristo, ese loco de amor, la ha vuelto loca” y su ilusión y su constante deseo fue asemejarse a él y configurarse con cristo, por eso deseando llegar a ser una excelente copia suya decidió vivir e ir hasta el final del mundo atravesando fuego si fuera necesario para serle fiel.
Se caracterizaba por su oración, por su generosidad con todos, incluso hasta en llegar a regalar los zapatos que tenía puestos a una señora que andaba descalza. Disfrutaba enormemente de los deportes, sobretodo montar a caballo, y era una muchacha sumamente alegre.
Ingreso en el monasterio del Espíritu Santo de las carmelitas descalzas de los Andes en la diócesis de San Felipe de Aconcagua en la región de Valparaiso, Chile, el 7 de mayo de 1919. El 14 de octubre tomó el hábito y recibió el nombre de Teresa de Jesús, comenzando así su año de noviciado.
Llevaba once meses en el convento cuando murió de difteria, era un día 12 de abril de 1920, tenía apenas 19 años. Antes de fallecer profesó como religiosa carmelita el artículo mortis. Las religiosas aseguraban que había entrado santa de modo que en tan poco tiempo pudo llevar hasta el final su carrera a la santidad que había iniciado muy en serio incluso antes de su primera comunión.
Inicialmente fue sepultada en el cementerio del convento, pero en 1940 fue trasladada al coro bajo junto a la nueva gran capilla.
Teresa de Los Andes es la primera persona nacida en Chile que se hizo carmelita descalza, es la cuarta Teresa del Carmelo en ser elevada a los altares después de Santa Teresa de Ávila, Santa Teresa de Florencia y Santa Teresa de Liseux, mejor conocida como Santa Teresa del niño Jesús.
Su santuario es visitado por más de 100 mil peregrinos cada mes y se ha convertido en el centro espiritual de Chile. Son innumerables los milagros y las virtudes que se le adjudican gracias a su intercesión. La Iglesia celebra su fiesta el 13 de julio, día de su nacimiento.
Teresa de Los Andes cumplió la misión de despertar hambre y sed de Dios en nuestro mundo materializado, fue una joven que vivió de la oración, el desprendimiento y la generosidad porque ella sabía que ¡con Dios siempre ganamos!