Santa Teresa Benedicta de la Cruz, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Edith Stein nació en Breslau, Alemania el 12 de octubre de 1891 en medio de una familia hebrea practicante, pero de joven perdió la fe de sus antepasados, buscaba la verdad y por eso estudió filosofía, frecuentó la universidad de Breslau la de Gotinga y Freiburg y en esta última fue discípulo del filósofo Edmund Husserl y luego de que se graduó en filosofía en 1916 fue su auxiliar durante breve tiempo.
Un colega de ella, llamado Adolf Reinach, ella visitó la casa de su viuda, allí se relacionó por primera vez con un cristianismo vivo en el seno de una familia que había sido duramente probada por el dolor. El contacto con Max Scheler, la lectura de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, la escuela del cristianismo de Kierkegaard, las confesiones de San Agustin, tuvieron influencia en su proceso de conversión, pero fue la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús la que finalmente la ayudo a convencerse de la verdad del catolicismo y decidió ser católica.
El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo, durante 8 años enseñó en un instituto perteneciente a la orden dominicana y vivió junto con las monjas como una de ellas; entre 1930 y 1933 se dedicó a los temas de la pedagogía y la formación femenina que están reunidos en un volumen grande titulado formación y vocación de la mujer.
En 1932 la llamaron para en instituto Germánico de pedagogía científica de Münster, y su actividad pública se vio bruscamente interrumpida por el principio de la persecución contra los judíos; esta circunstancia hizo que Edith Stein considerara que ya era el momento de realizar el sueño que venía abrigando desde hace tiempo, de ofrecerse a Dios por la salvación del pueblo y pidió que la admitieran en el convento de las carmelitas de Colonia en Alemania.
En el acto de la toma de hábitos, en abril de 1934, tomó el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. En su primer año de vida como monja carmelita escribió un libro llamado “La oración de la iglesia” y otro “El misterio de navidad”, luego por consejo de sus superioras compuso la monumental obra “El ser finito y el ser eterno”, en la que examina todo lo creado e increado para llevar a cabo una síntesis entre Santo Tomás de Aquino y la filosofía moderna.
Cuando previó el recrudecimiento de la persecución contra los hebreos pidió que la trasladaran al extranjero y la enviaron al convento carmelita de Echt en Holanda; allí escribió su segunda y última gran obra “La ciencia de la cruz”, interpretación de la mística de San Juan de la Cruz a la luz del método fenomenológico.
Holanda fue invadida y ocupada por los alemanes y continuaron con la persecución contra los judíos. El 2 de agosto de 1942 fue obligada por la fuerza a salir del convento junto con su hermana Rosa; las llevaron al campo de concentración de Auzwitch, la hemana Teresa Benedicta de la Cruz era la presa 44.070 y el 9 de agosto de 1942 fue llevada a la cámara de gas.
Hay muchos testigos que cuentan del comportamiento de Edith en esos días, de su silencio de su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras mujeres, su cuidado para con los más pequeños, todo lo hacía con serenidad y gran amor, porque Teresa Benedicta de la Cruz estaba convencida de que ¡con Dios siempre ganamos!