Santa Rosalía de Palermo, por María García de Fleury - 800Noticias
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Rosalía Sinibaldi nació en Sicilia, Italia alrededor del año 1130, pertenecía a una familia muy noble de Normandía descendientes de Carlomagno.

Quisieron casarla con Baldovino uno de los caballeros más fieles de la corte, pero en la víspera de la boda. Rosalía dice haber visto el rostro  de Jesús en el espejo en el que ella se estaba viendo así misma y tomó entonces la decisión de cortarse las trenzas y le comunicó la decisión a su familia, a la corte y a su prometido y dijo que se iba a dedicar completo a Dios, abandonó el palacio y se dirigió al Monasterio del Santísimo Salvador en Palermo donde vivía una comunidad de monjes que se inspiraba a la reglas de San Basilio.

Debido a las constantes visitas de sus padres y de Baldovino quien no se resignaba de haberla perdido, Rosalía escapó del monasterio y se fue a una cueva de san Stefano cuiscuina en los terrenos de su padre, donde vivió durante 12 años como una ermitaña. En otra cueva la de monte peregrino en Palermo, Rosalía se refugió por una invitación de las reinas margaritas de Navarra y fue allí donde Santa Rosalía falleció hacia el año 1156.

Casi 500 años después en 1624 en Palermo se desató una triste epidemia de peste negro que la llevó a la isla un mercantin de tunes cargado de victimas de la peste. El obispo de Palermo trató por todos los medios de llevar a Judith Consuelo a la gente de la isla pero parecía impotente ante la calamidad, hasta que apareció Santa Rosalía cerca de la cueva de monte peregrino.

La primera en verla Girolama la Caiuta, una bordadora chimina del municipio del Área Metropolitana de Palermo que estaba enferma de fiebre maligna en el hospital grande de Palermo. Un día Girolama la enferma, vio una mujer vestida de blanco seguida por un rastro de relámpago, la tocó y sanó milagrosamente.

La mujer era Santa Rosalía quien le pidió a Girolama que fuera al monte peregrino donde tanto se había erigido un altar de piedra dedicado a ella, pero, Girolama no lo hizo y volvió a enfermarse; al final subió el día de Pentecostés con esposo  Benedetto  y dos amigos, allí bebió agua clara que brotaba de las paredes rocosas de una cueva y se recuperó milagrosamente.

Girolama volvió a ver a Santa Rosalía que le reveló donde estaba sus restos mortales, ellos fueron a contarles al obispo y los restos de Rosalía fueron recuperados bajo una gran loza de mármol y carcarenita. Los huesos eran muy blancos incrustados en la carcarenita y desprendía un intenso olor a perfume y flores, fueron llevados al palacio arzobispal para examinarse.

Más adelante el 9 de junio de 1625, tuvo lugar una procesión tal como la había solicitado Santa Rosalía, con el Arzobispo de Palermo a la cabeza y estaba seguida por todo el clero y las personalidades políticas de la ciudad.

La epidemia se detuvo y la gente comenzó a sanar, por lo tanto, Santa Rosalía puede considerarse con razón una de las santas a quienes invocar en caso de epidemia y enfermedades, seguro de que ella intercederá de nuevo por nosotros ante Dios, porque con Dios siempre ganamos.