Santa Rita de Casia, patrona de las mujeres maltratadas, por María de Fleury - 800Noticias
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Santa Rita de Casia fue una hija obediente, esposa, madre, viuda , religiosa y estigmatizada. Se llamaba Margherita Lotti y nació en 1386 en Umbria, Italia.

Estaba atraída por la vida religiosa pero sus padres la comprometieron para casarla con Paolo Mancini, un hombre que después de casado resultó ser abusivo y severo. Estaba inmerso en los pleitos políticos de la región y bebía mucho. Rita soportaba con paciencia los gritos y abusos de su esposo. Tuvieron un par de gemelos, que al crecer iban tomando el mismo camino de su padre. Rita oraba por ellos.

Después de 18 años de casados logró que su esposo se convirtiera, pero dos años después sus enemigos lo mataron. Rita lo enterró con dolor e hizo suyo el sacrificio por la salvación de su alma, pero sus hijos juraron vengar la muerte de su padre y Rita trató de convencerlos de que no lo hicieran. Les decía que ella los había perdonado, pero ellos insistían.

Entonces Rita le pidió a Dios: «Señor que mis hijos mueran antes de cometer un pecado mortal». Ambos jóvenes enfermaron y Rita les hablaba del amor y del perdón de Dios. Poco tiempo después ambos se arrepintieron de sus deseos de venganza y reconciliados con Dios fallecieron. Ahora Rita estaba sola en el mundo y decidió ingresar al convento de las agustinas, llamado el monasterio de María Santa Magdalena en Casia. Allí vivió durante 40 años en oración, haciendo obras de caridad y trabajando por la paz en la región.

Y en una Semana Santa, pidiéndole a Cristo que le ayudara a compartir su sufrimiento, una espina de la corona del crucifijo se le clavó en la frente. Fue algo muy doloroso. Inexplicablemente esa herida le producía un olor muy desagradable y por eso la aislaron en el convento. En una ocasión todas las monjas planearon ir a Roma para celebrar el año santo. Rita quiso ir pero no la dejaban por el olor desagradable que producía el estigma en su frente.

Entonces le pidió a Dios: «Señor por favor haz que yo vaya con las demás». Milagrsamente el estigma desapareció. Pudo ir a Roma y visitar los santos lugares. Estaba feliz. De regreso al convento el estigma en la frente volvió a aparecerle. Se enfermo de tuberculosis y paso cuatro años postrada en una cama con un colchón de paja.

Una parienta, sabiendo que estaba apunto de morir, fue a visitarla y Rita le pidió: «Por favor tráeme una rosa de los huertos de la familia» y también le pidió que le llevara dos higos. Era invierno y la parienta pensó que Rita estaba delirando, pero cuando pasó por el huerto de la familia de Rita encontró una rosa roja florecida con un poquito de nieve, así como dos higos de la mata que estaba cerca. Los cortó llena de alegría y corrió al convento. Rita sonrió, era la respuesta a su pregunta de si su esposo y sus dos hijos estaban en el cielo. Rita falleció el 22 de mayo de 1457. Su oración frecuente era: «Santísimo sagrado Corazón de Jesús, ayuda a mi corazón a perseverar en todo lo que es santo», porque sabía que con Dios siempre ganamos!