Santa Rita de Casia, defensora de causas desesperadas, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Rita nació en Casia, Italia, hacia el año 1380, era hija única y desde su juventud quiso consagrarse a Dios pero ante la insistencia de sus padres a los 14 años se casó con un joven de buena voluntad pero de un carácter muy violento, con su bondad logró limar las asperezas del marido viviendo con él en armonía.
A los 18 años de casada, su marido fue asesinado. Rita no solamente perdonó a los asesinos, sino que en la oración llegó a confiar al Señor que prefería ver a sus hijos muertos antes de que cometieran asesinato por venganza. Los dos hijos enfermaron y murieron poco tiempo después del asesinato de su padre.
Sin obligaciones en esta vida y con el corazón rebosante de amor por Dios, Rita se esforzó por llevar a la práctica el deseo de su juventud, tuvo que luchar para convencer a su familia, a la familia de su marido y a la del asesino para llegar a una reconciliación pública, solamente entonces pudo traspasar las puertas del monasterio agustino de Santa María Magdalena de Casia; allí vivió durante 40 años dedicada a la práctica de la vida monástica y durante los últimos 15 años llevó en la frente la señal de una espina de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
De acuerdo con la tradición, en 1428 una madrugada Rita recibió de manos de Cristo una larga astilla de madera clavada en el hueso de su frente, se trataba de un estigma divino, la marca de la corona de espinas que Jesucristo había exhibido en la cruz. Le extrajeron la astilla y la guardaron como reliquia sagrada, cada madrugada el estigma se le volvía a abrir por sí mismo hasta que empezó a expeler un fuerte olor inmundo que se mantuvo milagrosamente el resto de su vida.
En 1453 Rita cayó enferma gravemente y desde ese momento estando siempre atendida por novicias, la herida de su frente gradualmente se fue cerrando, pero Rita pasó los últimos cuatro años de su vida con infecciones en la sangre, ya próxima a morir fue visitada por una parienta a quien le pidió que al regresar a su casa cortara una rosa y se la llevara; como el invierno era muy fuerte la parienta pensó: «Rita está delirando», pero al pasar junto al huerto de la casa de Rita vio con asombro que de la rama de un Rosal medio cubierto por la nieve, colgaba una rosa roja fresca y lozana, la cortó, regresó a Casia y le entregó a Rita la Rosa deseada que se conservó largo tiempo fresca, despidiendo un intenso perfume. Esto ha hecho que la religiosas Agustinas de Casia cubran con rosas la urna en la cual está el cuerpo incorrupto de Santa Rita, especialmente el 22 de mayo día del aniversario de su muerte.
Rita falleció de tuberculosis en la noche del sábado 22 de mayo de 1457, después de morir fue casi de inmediato vinculada a múltiples milagros, tres días después Domenico Angeli, un notario de Casia, registró 11 milagros que ocurrieron justo después de la muerte de Rita.
Son muchas las personas que tienen un enorme devoción a Santa Rita conocida como la santa defensora de las causas desesperadas, un rasgo peculiar de ella es su paso por todos los estados de la vida, fue soltera, esposa, madre, viuda, religiosa y estigmatizada y en todos ellos dio abundantes pruebas de abnegación y generosidad, siendo en todo momento mensajera de paz y reconciliación, porque confió en Dios y con Dios ¡siempre ganamos!
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