Santa Natalia y San Aurelio, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

por: María García de Fleury

El día 27 de julio, la Iglesia Católica recuerda a Santa Natalia y san Aurelio de Córdoba, uno de los 48 mártires de la ciudad andaluza que fueron perseguidos y condenados a muerte durante el emirato de Abderramán II en el siglo IX.

En Córdoba en la provincia de Andalucía, España, alrededor del año 825 en plena dominación musulmana, en general los cristianos, los judíos y los musulmanes convivían sin problema; en ese tiempo nació Natalia de padres mahometanos, su padre murió siendo ella muy pequeña y la mamá se volvió a casar, esta vez con un cristiano. Madre e hija se convirtieron y Natalia fue educada cristianamente.

Por su parte, Aurelio, nació de madre cristiana y padre mahometano y con el paso del tiempo se convirtió un huérfano y lo educó una tía cristiana, vivía como verdadero creyente aunque sin darse a conocer públicamente. Natalia y Aurelio se casaron y vivieron su fe cristiana en la clandestinidad, tuvieron dos hijas y estaban emparentados con personas muy ricas e importantes de la ciudad.

Comenzaron a suceder cosas graves en la ciudad, pues hubo algunos califas árabes que montaron en cólera contra los cristianos por el hecho de profesar una religión distinta al islamismo,  los ánimos se calentaron y comenzó a haber gente muerta.

Primero mataron un presbítero que se llamaba perfecto, luego a otros, pusieron preso a Cristiano solamente por el hecho de su fe cristiana y se presentaron situaciones muy tensas.

Aurelio y Natalia tuvieron ocasión de presenciar las ofensas y las injurias que se profecía contra el cristiano Juan a manos del califa Abderramán II: fue tal la impresión que les causó que los llevó a reaccionar y a decidir procesar su cristianismo públicamente a modo de denuncia y tomaron la decisión de practicar su religión en público para animar a  los demás cristiano tratando de evitar que se pasarán al islamismo, que era la religión oficial en aquel momento y lugar.

Aurelio y Natalia tomaron la decisión de dejar a sus hijos 8 y 5 años de edad en el monasterio que estaba bajo el cuidado de la abadesa Isabel, viuda de Jeremías y le dejaban dotes para que sus hijas no sufrieran ninguna privación.

Así comenzó una nueva dimensión en sus vidas, repartieron abundantes limosnas con sus bienes, comenzaron a dormir en el suelo, practicaban el ayuno, visitaron a los enfermos y hasta decidieron ir a prisión para dar algo de consuelo a los presos.

Aurelio y Natalia, junto con dos matrimonios cristianos más y un fraile, fueron aprendidos por los ministros del gobernador y conducidos a prisión por decir públicamente de modo fuerte y claro que es mejor el bien de Cristo que la totalidad de los bienes terrenos.

En el juzgado intentaron por todos los medios, jueces y verdugos que renegaran de su fe, pero ni las promesas de tortura pudieron con ellos.

El martirio amigos, es una expresión de la honestidad y la coherencia que lleva a privilegiar y anteponer la verdad universal sobre las propias opciones personales de vida, así pueden convencer sobre la verdad que guía sus convicciones y opciones. Natalia y Aurelio fueron degollados, pero para ellos el martirio le daba a la muerte un rostro humano y expresaba la belleza de la muerte por ser expresión de su capacidad para saber amar hasta el fin, convencidos de que con Dios ¡siempre ganamos!