Santa Marta, por María García de Fleury
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El pasaje de Marta y María en el Evangelio con la visita de Jesús es uno de los pocos pasajes donde una mujer realmente habla, se queja de otra mujer que es su propia hermana, este pasaje también parece establecer un dualismo como que si el discipulado fuera un sistema binario: María buena, Marta mala, escuchar a Jesús es bueno, el servicio es malo, el silencio de María es bueno, la asertividad de Marta es mala, la oración es buena, el ajetreo es malo.
Pero, ¿es ahí donde va realmente esta historia? ¿Es esta esta conversación realmente sobre una jerarquía de dones y estilos de discipulado?, vamos a darle la vuelta a esta historia, en lugar de criticar a Marta veamos qué está haciendo bien, el aspecto más significativo de Marta en este pasaje es que dice que Jesús y sus discípulos entraron al pueblo y Marta lo recibió en su casa, no dice «Marta y María le dieron la bienvenida», dice «Marta».
Marta es la encargada aquí y ofrece este regalo sagrado del hospitalidad, un lugar para quedarse lavarse, descansar ,alimentarse, cuidarse, y nutrirse. La hospitalidad era una obligación social crucial en el primer siglo, porque sin ella los viajeros pasarían hambre y se verían perjudicados.
Marta tenía agua para lavar los pies de Jesús y los discípulos, tenía toallas limpias y dobladas listas lavarse y secarse cuando llegaron y luego los acompañó a la sala de estar; seguro que ella ya había recogido agua temprano esa mañana y había avivado el fuego y probablemente había está molido la harina para el pan, pero todavía había mucho trabajo por hacer.
Adivina, ¿Quién no tuvo el don de la hospitalidad? María, a ella solo le interesaba volver a cosas más interesantes como por ejemplo escuchar las ideas de este nuevo maestro llamado Jesús. Marta y María tienen diferentes dones espirituales, diferentes formas servir y ambos son esenciales, Jesús necesitaba hombres y mujeres que atendieran las cuestiones espirituales y los que atendieran las necesidades temporales, se necesitan tanto a Martas como Marías, entonces y ahora.
Marta le reclama Jesús y le dice que ella está haciendo sola todo el trabajo y Jesús le responde: Marta, Marta… estás preocupada y distraída con muchas cosas».
Aquí el punto real de Jesús es que el resentimiento y la frustración pública de María disminuyen su propio hermoso regalo de hospitalidad que ella está trabajando tan duro para compartir. Si pudiéramos vernos a nosotros mismos en Marta, entonces Jesús invita a un mejor cuidado personal y a la práctica de pedir la ayuda que necesitamos antes de que se establezca en nosotros el resentimiento y la ira.
En segundo lugar Marta quiere que María tenga el mismo don espiritual que ella en lugar de aceptar a María por lo que es, y el don espiritual que tiene.
Jesús le dijo Marta «Solo se necesita una cosa, María ha escogido la mejor parte, la cual no le será quitada».
Le enseñanza aquí es que solo hace falta una cosa, sé quién eres, sirve con tu don, eso es lo que está haciendo María, deja de decirle a otras personas cuál es su trabajo importante, cuál es su forma de servir, cuál es su experiencia, se tú y deja que otro sea, cumple la misión que le dio Dios, porque amigos con Dios ¡siempre ganamos!