Santa María Goretti y su asesino, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

María García de Fleury

Luigi Goretti junto con su esposa Asunta y sus seis hijos compartían una vivienda cerca de Roma, Italia, en una fábrica abandonada en la propiedad del Hacendado, donde Giovanni trabajaba como labrador. Luego, en esa vivienda, la comenzaron a compartir con otro inquilino llamado Giovanni Serenelli, quien vivía con su hijo Alessandro de 16 años. La granja quedaba en un sector pantanoso, húmedo, lleno de mosquitos, el trabajo era agotador, Luigi Goretti contrajo malaria y murió. Asunta se vio obligada a trabajar en el campo, y a su hija mayor, María de 10 años, la dejaba encargada de cuidar a sus hermanos menores y a cocinar para ambas familias.

María era una jovencita madura para su edad y tenía una fuerte devoción a Jesús y a la Santísima Virgen. Diariamente en la noche, las dos familias rezaban juntas el rosario, y en los días de fiesta caminaban 11 kilómetros para asistir a misa en la iglesia más cercana.

Alessandro era amable, pero solitario. Disfrutaba de la pornografía que había conocido de niño cuando vivía entre trabajadores adultos. Sus pensamientos se convirtieron cada vez más lujuriosos y violentos, y el objeto de sus deseos era María. Por meses, Alessandro luchó contra esas tendencias, pero finalmente sucumbió a ellas y trató de forzarlas. Él esperaba una victoria sencilla, pero la niña luchó fuertemente. ¡No, no! gritó. ¡Jamás! ¡Eso es pecado! La resistencia de María simplemente enfureció a Alessandro. Y un día, cuando todos los demás estaban en el campo, Alessandro forzó a María a entrar en la casa y la amenazó, pero como ella se resistió de nuevo con todas sus fuerzas, él la apuñaló 14 veces.

María murió al día siguiente, y antes de morir dijo: Perdono a Alessandro y quiero que él esté junto a mí en el cielo por toda la eternidad. Alessandro fue enjuiciado por asesinato y condenado a 30 años de trabajo forzado, a pesar de que Asuntas suplicó que le dieran una sentencia leve. Fue recluido en confinamiento solitario por tres años por su mal comportamiento en prisión, pero en 1908 tuvo un sueño en el que vio un hermoso jardín y a María Goretti vestida de blanco que caminaba hacia él. Al caminar, ella cortaba lirios y se los daba, un lirio por cada una de las 14 veces que él la había apuñaleado seis años antes. Cada lirio que él recibía se convertía en una llama. Cuando se despertó, Alessandro supo que tanto María como Dios habían perdonado su pecado y empezó a cambiar. Su ira desapareció, su conducta empezó a ser dócil. Su cambio fue tan evidente que fue puesto en libertad tres años antes de lo previsto, en 1929. En la víspera de la Navidad de 1934, se armó de valor, se dirigió al pueblo donde Asunta, la madre de María, trabajaba en una parroquia. La buscó y le preguntó, Asunta, ¿me reconoces? ¿Me perdonas? Le preguntó Alessandro con un nudo en la garganta. Asunta le respondió, si Dios ya te perdonó, ¿crees que yo no lo voy a hacer? Dos años más tarde, Alessandro entró en un monasterio de franciscanos capuchino donde trabajaba atendiendo las necesidades prácticas del monasterio para que otros tuvieran más tiempo para rezar.

María Goretti se destacó por su amor a la Eucaristía, por su devoción a la Virgen María, murió defendiendo su pureza, perdonando a su asesino por amor a Dios, porque ella sabía que con Dios siempre ganamos.