Santa María Goretti, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por María García de Fleury

María Goretti nació en Corinaldo, Italia el 16 de octubre de 1890, hija de campesinos y la segunda de seis hijos. Su papá falleció de paludismo cuando ella tenía 10 años, por eso la mamá tenía que salir a trabajar y a diario salía de la casa y dejaba a María a cargo de sus hermanitos. Realizaba sus obligaciones con alegría y cada semana asistía a clases de catecismo.

A los 11 años hizo su primera comunión e hizo el firme propósito de morir antes de cometer un pecado. En la misma finca donde vivía María trabajaba Alejandro Serenelli, un joven de 18 años quién se enamoró de María y aunque tenía solo 11 años era ya una mujercita.

Serenelli a causa de leer tanta pornografía se dedicó a buscar a María haciéndole propuestas que ella rechazaba; Serenelli se sentía despreciado y una tarde mientras María estaba sentada en lo alto de la escalera de la casa remendando una camisa, Alejandro entró a la casa subió las escaleras con intención de violarla; María opuso, resistencia y trato de pedir auxilio, pero como Alejandro la tenía agarrada por el cuello apenas puedo protestar y decir prefiero morir antes que ofender a Dios.

Cuando Alejandro oyó esto es reventó el vestido de la muchacha y la apuñaló brutalmente, María cayó al suelo pidiendo ayuda y el salió corriendo y huyó. Llevaron a María un hospital en donde perdonó Alejandro de todo corazón y dijo, «Perdonó mi asesino de todo corazón», invocó a la Virgen y murió 24 horas después.

Alejandro fue condenado a 30 años de prisión, por largo tiempo estaba obstinado en no arrepentirse de su pecado hasta que una noche tuvo un sueño en la que vio a María Goretti recogiendo flores en un prado y luego ella se acercaba a él y se las ofrecía, a partir de ese momento cambió totalmente y se convirtió en un prisionero ejemplar.

Lo dejaron libre cuando cumplió 27 años de condena. Al salir de la cárcel, esa noche de Navidad la de 1938 fue y le pidió perdón a la mamá de María y esa misma noche fueron a la misa de gallo y comulgaron juntos.

Juan Pablo II el 6 de julio del 2003, día en que se celebra la fiesta de María Goretti, dijo:  «Marieta como la llamaban familiarmente, le recuerda a la juventud del tercer milenio, que la auténtica felicidad exige valentía y espíritu de sacrificio, rechazo de todo compromiso con el mal y disponibilidad para pagar con el propio sacrificio, incluso con la muerte la fidelidad y a Dios y a sus mandamientos, hoy se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo, la inmoralidad en nombre de falsos ideales de libertad y felicidad. Es necesario reafirmar con claridad que la pureza del corazón y del cuerpo deben ser defendidas, pues la castidad custodia el amor auténtico»

La pureza de corazón, como toda virtud, exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina constante interior, exige ante todo el recurso siempre de la oración a Dios, ejemplo de pureza, de sincero amor a Jesús y de piedad, María Goretti perdonó a su asesino justo antes de ella morir y logró la conversión de él, porque ella amaba a Dios y sabía que con Dios ¡siempre ganamos!

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