Santa María Goretti, por María García de Fleury - 800Noticias
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Santa María Goretti fue una jovencita laica y mártir italiana, pasionista, asesinada por su agresor sexual. Pertenecía a una familia humilde de Corinaldo, Italia. Hacia el año 1890, ayudaba a su mamá en el trabajo y era una niña y una jovencita muy piadosa que disfrutaba haciendo oración. Su padre murió de una enfermedad fulminante y su mamá tuvo que salir a trabajar mientras María Goretti cuidaba en la casa a sus dos hermanos menores.

Tenía grandes deseos de recibir la primera comunión y con la ayuda de vecinos que conocían sus deseos de recibir a Jesús en su corazón la ayudaron a aprender a leer, a escribir, a prepararse y hasta le facilitaron un vestido. Así, recibió su primera comunión el 29 de mayo de 1902. El 6 de julio de ese mismo año con 11 años de edad, un vecino mayor que ella llamado Alessandro Serenelli trató de abusar de ella y como María no se dejó, tomó un cuchillo que le clavó 14 veces hasta matarla.

Ella prefirió morir antes que pecar. En ese momento de peligro y de crisis ella repetía las palabras “si me veo tentada y zarandeada por muchas tribulaciones nada temo con tal de que tu gracia señor esté conmigo, Dios y la virgen son mi fortaleza, ellos me aconsejan y me ayudan, ellos son más fuertes que todos mis enemigos”.

Su madre y los vecinos corrieron a ayudarla ante los gritos y la llevaron al hospital, rodeada por sus familiares y el sacerdote del lugar, quien le preguntó: «¿María Goretti, perdonas de corazón a tu agresor?» y ella respondió: “Si, lo perdono de corazón, también Jesús perdonó”.

Recibió la sagrada comunión y fortalecida por la gracia del cielo, a la que respondió con una voluntad fuerte y generosa, entregó su vida sin perder la gloria de la virginidad.

Alessandro fue condenado a 30 años de trabajo forzoso, luego se convirtió, entró en el convento de los capuchinos mostrando una conducta ejemplar y fue admitido en la orden tercera de San Francisco. La mamá de María Goretti también lo perdonó.

Pio XII que la canonizó el 24 de junio de 1950 la definió como una pequeña y dulce mártir de la pureza. Juan Pablo II el 6 de julio de 2003 dijo de ella “Marietta (como era llamada familiarmente) recuerda a la juventud del tercer milenio que la auténtica felicidad exige valentía y espíritu de sacrificio, el rechazo de todo compromiso con el mal y la disponibilidad para pagar con el propio sacrificio, incluso la muerte, la fidelidad a Dios y a sus mandamientos».

Hoy se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo, incluso la inmoralidad, en nombre de falsos ideales de libertad y felicidad. Es necesario reafirmar con claridad que la pureza del corazón y del cuerpo deben ser defendidas, porque la castidad custodia el amor autentico.

Que Santa María Goretti ayude a los jóvenes a experimentar la belleza y la alegría de la bienaventuranza evangélica, bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios.

Amigos, la pureza del corazón como toda virtud exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina constante interior, exige ante todo el asiduo recurso a Dios en la oración y que logremos desarrollar todas las virtudes, ese es el mayor de los deseos porque amigos, las virtudes nos llevan a Dios y con Dios ¡siempre ganamos!