Santa Inés de Praga, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

Inés era hija del rey de Bohemia y la reina Constancia, nació en Praga y el año 1211, la llevaron a la corte del duque de Austria donde vivió hasta el año 1225 y se mantuvo siempre fiel a sus deberes de la vida cristiana. La comprometieron para casarse con Enrique VII, pero ella canceló el pacto de matrimonio para regresar a Praga, dónde se dedicó a una vida de oración intensa y a desarrollar obras de caridad.

En Inés, aun siendo hija de Reyes y una joven con determinación, sabía lo que quería, vemos en ella la importancia del ejemplo de otras personas, conoció la vida espiritual que llevaba Clara de Asís siguiendo el espíritu de San Francisco y decidió seguir su ejemplo. Amigos, cuando los ejemplos son buenos las personas pueden llegar a altos grados de santidad, eso fue lo que le sucedió a Inés.

Repito,  al conocer la vida de Clara de Asís Inés decidió realizar obras de apostolado y fue así como con sus propios bienes fundó en Praga el hospital de San Francisco, el instituto de los Crucíferos y el Monasterio de San Francisco para las Hermanas Pobres donde ella misma ingreso el día de Pentecostés en el año 1234, allí profesó los votos de castidad, pobreza y obediencia totalmente consciente de los valores eternos que tenían estos votos para vivir cada vez mejor las enseñanzas del Evangelio y se dedicó a practicarlos con una gran fidelidad durante toda su vida.

Al igual que Clara de Asís, para Inés de Praga la virginidad por el reino de los cielos fue siempre el elemento fundamental de su espiritualidad, implicando toda la profundidad efectiva de su persona en la consagración del amor personal a Cristo, el espíritu de pobreza lo vivió al distribuir sus bienes a los pobres, al renunciar totalmente a la propiedad de los bienes de la tierra para seguir a Cristo pobre en la orden de las Hermanas de los pobres.

El espíritu de obediencia la condujo a conformar siempre su voluntad con la de Dios que descubría en el evangelio del Señor y en la regla de vida que la Iglesia le había dado.

Aunque nunca se conocieron personalmente Clara de Asís alabo y admiró a Inés de Praga, quién siguió firmemente sus pasos. Inés de Praga fue abadesa de su monasterio dando siempre ejemplos de humildad , sabiduría y celo por Dios. Cocinaba, hacía los oficios y también atendía personalmente a los leprosos enfermos.

Cuando se difundió por Europa la noticia de que Inés, la hija de los de Bohemia, había rechazado ser emperatriz y había ingresado en el monasterio, la admiración hacia ella creció increíblemente, admiraban su gran dedicación y entrega para con el prójimo y sobre todo su inmenso amor a Dios, el fervor con el que adoraba el misterio eucarístico y la cruz del Señor, así como la devoción y el amor hacia la Virgen María.

Inés colaboró con los Romanos Pontífices porque ellos solicitaban sus oraciones por la Iglesia y su mediación frente a los reyes de Bohemia. Inés amó a su patria a la que benefició con las obras de caridad individuales y sociales y con la sabiduría de sus consejos encaminados, siempre a evitar conflictos y a promover la fidelidad a la religión cristiana de sus padres quienes le habían inculcado el amor a Dios y que ella aprendió que con Dios ¡siempre ganamos!

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