Santa Faustina Kowalska, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Elena Kowalska nació en Głogowiec, en 1905, cerca de Cracovia, Polonia, en una familia de campesinos, tuvo que trabajar en casas de familia para ayudar a los suyos y a los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de Nuestra señora de la Misericordia adoptando el nombre de María Faustina. En 1928 tomó los votos definitivos como Monja.
El 22 de febrero de 1931 tuvo una visión de Jesús; estaba en el pueblo de Plock en Polonia, y sor Faustina relata en su diario lo que nuestro señor le dijo: “Pinta una imagen de acuerdo a esta visión con las palabras ‘Jesús en voz confió‘, deseo que esta imagen sea venerada primero en tu capilla y luego en el mundo entero, prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá, también prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra especialmente a la hora de la muerte, yo mismo la defenderé con mi propia gloria”
Los dos rayos indican agua y sangre, el rayo pálido significa el agua que hace las almas justas, el rayo rojo significa la sangre que es la vida de las almas, estos dos rayos salieron de las profundidades de la tierna misericordia de Dios cuando su corazón agitado fue abierto por la lanza en la cruz.
A partir de 1931 Faustina tuvo una serie de revelaciones de Jesús y todas ellas las escribió en su diario que tiene más de 600 páginas. Jesús agrego: “Ofrezco a los hombres la vasija con la que han de seguir viviendo a la fuente de la misericordia para recoger las gracias, esa vasija es esta imagen con la firma Jesús en ti confío”.
Jesús le dijo a Sor Faustina, alienta a las personas a recitar la coronilla que te he dado, quien la recite recibirá gran misericordia a su hora de la muerte, los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aún si el pecador más empedernido recita esta coronilla al menos una vez en la vida recibirá la gracia de mi infinita misericordia, deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en mi misericordia, escribe que cuando reciten esta coronilla en presencia de un moribundo, yo me pondré entre mi padre y él, no como un juez justo sino como un salvador misericordioso”.
Jesús recordó que la hora de la misericordia es las tres de la tarde y le dijo a Sor Faustina “Te recuerdo hija mía, que tan pronto como suene el reloj a las 3 de la tarde, te sumerjas completamente en mi misericordia, adorándola y glorificándola; en todo momento invoca su omnipotencia para todo el mundo y particularmente para los pobres pecadores, porque en ese momento la misericordia se abre ampliamente para cada alma. A las tres de la tarde imploren mi misericordia especialmente por los pecadores y aunque sea por un brevísimo momento sumérgete en mi pasión, especialmente en mi desamparo en momentos de agonía, esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero, te permitiré entrar dentro de mi tristeza mortal, en esta hora no le rehusaré nada al alma que me lo pida por los méritos de mi pasión”.
Jesús es quien te está pidiendo rezar la coronilla y la hora de la misericordia porque él es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!