Santa Catalina Drexel, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

Catalina Drexel nació en Estados Unidos de 1858 en el apojeo de un feroz resentimiento anticatólico, fue bautizada católica y criada en una familia muy adinerada de Filadelfia, su padre era católico, su madre era protestante,  desde su niñez Catalina dedicó su alma y corazón, su mente creativa y su firme determinación para servir a aquellos que estaban hambrientos y privados de sus derechos.

Casi para cumplir 30 años, viajando por los estados occidentales fue afectada por el sufrimiento de los nativos americanos y se comprometió de por vida ayudar a las personas afroamericanas y a los nativos norteamericanos.

A la muerte de su padre ella y sus hermanas heredaron una inmensa fortuna y Catalina se convenció más firmemente de que Dios la estaba llamando, no solo a intensificar sus obras de caridad, sino también a convertirse en religiosa. Se sintió especialmente atraída a la adoración eucarística y a la vida contemplativa de clausura.

Tuvo una audiencia privada con el papá León XIII en 1887, y allí Catalina le habló con entusiasmo sobre su deseo de dejar su riqueza y Estado Social y entrar a una comunidad religiosa de claustro, pero también le dijo al Papa: «Usted debe mandar misioneros a los indios americanos y a los afroamericanos»,  describiéndole  vivamente lo que ella pensaba eran las personas más pobres y más olvidadas de América. Para su gran sorpresa el Papa León XIII le dijo: «¿Y por qué no ser tú una misionera?. La respuesta la cambió y Catherine decidió seguir la vocación religiosa en 1891, ella hizo sus primeros votos como religiosa y fundó a las hermanas del Santísimo Sacramento, utilizó parte de la fortuna de Drexel para financiar su comunidad y el extenso trabajo de misión en el que ella y su hermanas religiosas se embarcaron.

Catalina, esta mujer de alta sociedad de Filadelfia se motivó a acabar con el prejuicio racial y junto con su amor por Jesús buscó fundar un instituto religioso para trabajar entre los afroamericanos y nativos de los Estados Unidos y empezar las primeras escuelas católicas para niños de ambos grupos étnicos.

Estaba convencida de que la calidad y la justicia requerían este compromiso y que la educación católica era la clave para realmente cambiar sus vidas, además de los votos tradicionales de pobreza castidad y obediencia Catalina agregó un cuarto voto que tomarían todos los que se unieran a ella, específicamente el voto de ser la madre y sierva de los indios y los negros.

Al vivir intensamente sus votos como hermana del Santísimo Sacramento por los indios y las personas de color, también obtuvo el nombre por el que fue muy bien conocida, Madre Catalina. Decía «Si deseamos amar a Dios y servir bien a nuestro prójimo debemos manifestar nuestra alegría en el servicio que prestamos a él y a ellos, abramos nuestros corazones, es la alegría quien nos invita, sigamos adelante sin temer a nada.

Falleció el 3 de marzo 1955 después de toda una vida de heróico servicio cristiano a las comunidades afroamericanas y latinas americanas, San Juan Pablo II la canonizó como Santa en el año 2000, porque ella siempre supo que con Dios siempre ganamos!

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