Santa Catalina de Siena y las lágrimas, por María García de Fleury - 800Noticias
800Noticias
Religión

Por: María García de Fleury

El 29 de abril de 1380 falleció Catalina, a quién se le conoce como Santa Catalina de Siena. Había nacido en Italia, en la ciudad de Siena, el 25 de marzo de 1347. A los 6 años en la Basílica de Santo Domingo tuvo una visión de Cristo rodeado de San Pedro, San Pablo y San Juan,  sus padres querían casarla y cuando ella tenía 12 años organizaron la boda, pero como Catalina a los 7 años le había jurado a Dios mantener la castidad toda la vida se negó a que la casaran y por eso se cortó el pelo y comenzó a usar velo sin salir de su casa. Hizo ayuno, silencio, votos, renuncia, por mucho tiempo vivió solamente de la Eucaristía y hacía ayuno.

Se hizo terciaria dominica y murió apenas de 33 años, es la segunda mujer con el título de Doctora de la Iglesia con la ironía de que prácticamente no sabía ni leer ni escribir, lo que sí, hizo fue dictar muchas cartas y dictar el libro llamado diálogo sobre la Divina Providencia. Catalina a pesar de su juventud logró cambiar la historia de su tiempo.

Uno de los aspectos más llamativos de los escritos de Santa Catalina de Siena son sus metáforas visuales muchas veces marcadas por referencia a cosas como el hambre, la sangre y las lágrimas, lo que escribe es siempre hermoso pero también un poco inquietante. Una lección importante que aprendemos a través de la compleja interacción de esas metáforas de Catalina es lo que ella describe como etapas de varios de lágrimas, las lágrimas de los malvados, las lágrimas de temor para los que se arrepienten aunque sea imperfectamente, las lágrimas de dulzura, de amor, incluso habla de lágrimas de fuego.

Entendemos por sus escritos y por todos los maestros espirituales que la vida de gracia es a menudo marcada por momentos de tremendo dolor, los santos enseñan que a medida que nos acercamos a Dios pasamos por noches purgativas en las que la presencia de Dios se siente más alejada que nunca.

Dios en su amorosa sabiduría se retira de este modo para impulsarnos a un amor más ardiente por él, él busca separarnos de lo que es sentimentalismo hacia Dios para que podamos crecer más profundamente en el amor con Dios mismo, las escrituras sagradas usan la metáfora de ser destetados de la leche para que podemos madurar hacia el alimento sólido, este sentimiento de ausencia a menudo llamado oscuridad, la oscuridad del alma, también puede describirse como una especie de sed espiritual y en el Salmo 63 se dice: ¡Oh Dios, Tú eres mi Dios! eres tú a quien busco, por ti mi cuerpo anhela, de ti mi alma tiene sed, en una tierra sedienta sin vida y sin agua!

En esta tierra amigos, el amor y el dolor van juntos; San Juan de la Cruz decía: «quien no sabe de penas ni dolores no sabe de amores», es por eso que Cristo en el Sermón de la Montaña dio como tercera bienaventuranza diciendo «bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados».

Catalina de Siena, esa mujer que en tiempos de crisis de la Iglesia logró hacer que el papado que había sido trasladado a Aviñón, en Francia regresará al Vaticano, conoció del sufrimiento, del dolor de las lágrimas y todo lo ofreció a Dios consciente de que con Dios ¡siempre ganamos!

Únete a nuestro canal de Telegram, información sin censura: https://t.me/canal800noticias