San Vicente de Paul, maestro de vida, por María García de Fleury
María García de Fleury
Vicente nació en Francia en medio de una familia católica. Era el tercero de seis hermanos. En su infancia cuidaba de los puercos y luego estudió con los frailes franciscanos de Dax. Lo ordenaron sacerdote en septiembre de 1600. Fue capellán de la reina Margarita de Valois y en su nombre distribuía limosna a los pobres.
Realizaba visitas a los enfermos en el hospital. Luego fue párroco preceptor de los hijos del conde Gondy y capellán de las galeras de Francia, asistiendo personalmente a los presos condenados y encadenados a las galeras de los barcos, consiguiéndoles beneficios y alivios materiales. Convirtió a muchos, hablándoles del cielo.
La señora del conde Gondy le pidió al padre Vicente que evangelizara los arrabales de sus inmensas propiedades. Otros sacerdotes se unieron a él, predicaron allí y en otras localidades. Así fue madurando el deseo de La señora del conde Gondy se unió a la congregación de sacerdotes dedicados a las misiones.
Fundó las cofradías de la caridad o las damas de la caridad, con quien es hoy Santa Luisa de Marillac. Fundó la congregación de las hijas de la caridad. Viendo que cientos de niños eran abandonados por sus madres, fundó un hospital para recibirlos, bautizarlos y darles educación hasta que estuvieran listos para enfrentar la vida. Vicente de Paul convirtió y combatió vigorosamente.
El jansenismo, una de las peligrosas herejías que infectaron a la iglesia con aspectos parecidos a las ideas del progresismo actual. Frente a un clero decadente, desordenado, fundó un seminario menor y otro mayor para incentivar la virtud y la oración. Para ordenar a los nuevos sacerdotes tenían que asistir a un retiro de 20 días donde se trataban problemas tanto de orden moral como religioso y práctico.
Así podrían ejercer adecuadamente sus deberes sacerdotales. Para preservar y aumentar el fruto de este retiro, en la casa de San Lázaro, casa madre de sus misioneros, realizaba una conferencia espiritual semanal para esclarecer dudas, ayudarse y animarse mutuamente.
Esto atrajo a otros sacerdotes. Recogía en París a los sacerdotes religiosos que la iglesia había expulsado de sus tierras, así como a los católicos y nobles de Irlanda e Inglaterra que eran perseguidos.
La casa madre de los lazaristas recibía también a otros personas y a los laicos que quisieran fortificar su fe por medio de un óptimo retiro espiritual. Lo ayudaban los miembros de la compañía del Santísimo Sacramento que eran unos nobles franceses profundamente católicos con la misión de hacer todo el bien posible y apartar todo el mal posible.
En esa Francia desbastada por la guerra, el padre de San Lázaro se quedó sin poder y se quedó sin su fe por medio de un óptimo retiro espiritual.
El padre Vicente de Paul se reinventó y reinventó todo el tiempo creando variedad de obras en las que se dedicó por entero a ayudar a todos.
Su mensaje de amor, fe y caridad es universal y para todos los tiempos. Vicente de Paul enseña que cada pequeño gesto de generosidad puede marcar la diferencia y que confiando en Dios se pueden superar incluso los retos más difíciles.
Por eso invita a cada uno de nosotros a poner de nuestra parte para construir un mundo mejor e implantar el reino de Dios en la tierra consciente de que con Dios siempre ganamos.
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