San Pedro y San Pablo, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Todos los 29 de junio se celebra San Pedro y San Pablo, dos de los más grandes apóstoles reconocidos como quienes defendieron con su vida el evangelio. Fueron grandes testigos de Jesucristo, por eso ese día se hace una solemne confesión de fe en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica, la única Iglesia que Cristo fundó, ante todo es una fiesta de la catolicidad y se llama también el día del Papa.
Pedro era hermano de Andrés, el primer discípulo de Jesús y su nombre original era Simón, pero lo conocemos como pedro pues un día Jesús le preguntó a sus apóstoles “¿Quien dice la gente que soy yo?”, y Simón le respondió, “Tu eres el Cristo, el hijo de Dios”, a lo que Jesús le contestó: “Eso no lo dices por tu propia cuenta sino porque mi Padre que está en el cielo te lo ha revelado, y por eso yo te digo que de ahora en adelante tú te llamarás Pedro que significa piedra y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, te daré la llave del reino de los cielos y las puertas del infierno no podrán contra ella».
Jesús fundó sobre Simón, ahora llamado Pedro su única Iglesia, sin embargo, Pedro fue el amigo frágil y apasionado de Jesús que, aun habiendo sido elegido por Jesús, el momento en que Jesús lo pusieron preso Pedro lo negó tres veces, por eso Jesús después de resucitar, cuando se apareció entre los apóstoles le preguntó dos veces “¿Pedro, tú me amas?” y luego una tercera vez le preguntó ¿Pedro, tú me quieres?
Pedro aceptó con humildad su misión hasta el final, predicando, haciendo milagros, uniendo a la primera Iglesia. Cuando lo pusieron preso y lo iban a martirizar en la cruz, pidió que lo crucificaran boca abajo porque no era digno de morir como su maestro Jesús, fue enterrado en la colina del Vaticano y la basílica de San Pedro está construida sobre su tumba.
Por su parte, San Pablo fue perseguidor de cristianos que se convirtió en apóstol de los gentiles, es un modelo de ardoroso evangelizador para todos los católicos porque después de encontrarse con Jesús en su camino se entregó sin reservas a la causa del evangelio.
San Pablo y San Pedro fueron detenidos y martirizados en la prisión Mamertina, también llamado el Tullianum, ubicada en el foro romano en la antigua Roma. San Pablo fue decapitado en el año 67 y está enterrado en Roma, en la basílica de San Pablo extramuros.
La tradición cristiana siempre ha considerado inseparables a San Pedro y a San Pablo, juntos representan todo el evangelio de Jesucristo. Hoy también recordamos el aniversario del fallecimiento de José Gregorio Hernández, quien murió atropellado por un carro mientras iba a buscar un remedio para una señora.
San Pedro, San Pablo, José Gregorio Hernández, todos vivieron con su mirada puesta en Dios conscientes de que con Dios ¡siempre ganamos!