San Pedro Damián, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
San Pedro Damián nació en Rávena, Italia, en 1007; terminó sus estudios, se dedicó a dar clases y a los 27 años ingresó en la orden camaldulense para vivir una vida de oración y de contemplación.
Cuando los monjes lo eligieron Abad tuvo una una actuación muy beneficiosa, fundó varios monasterios y reformó la orden de los monjes, pero conociendo que muchas almas se perdían en el mundo, Pedro Damián no se contentó con vivir tranquilamente en su monasterio y juzgó que su deber era atacar con vigor log errores y vicios de la época, especialmente los diseminados en los ambientes eclesiásticos. Señalaba que la inmoralidad reinante entre los sacerdotes era el primer enemigo que había que enfrentar porque esa era la fuente de otros pecados como la avaricia, la envidia, la soberbia y estas devastaban al clero de aquel entonces.
Su lucha contra la inmoralidad que existió en el clero duró toda su vida y le valió numerosos enemigos, los cuales no sentían el menor escrúpulo en lanzar contra él las más variadas calumnias. Escribió el libro de Gomorra en contra de todo tipo de pecados contra la castidad y fustigando a aquellos que debían impedir ese estado de cosas y no lo hacían. Su celo por la causa de la Iglesia era inagotable, por eso luchó con éxito en contra de la venta de cargos eclesiásticos conocida como simonía.
El papá Esteban IX, como recompensa por los grandes servicios prestados a la Iglesia, lo nombró obispo de la ciudad de Ostía aún y cuando Pedro Damián lo que quería era retirarse a la soledad del monasterio. Luego lo enviaron a solucionar el problema del clero en la diócesis de Milán dónde la simonía se había generalizado y gran número de sacerdotes vivía en concubinato. La intervención paciente y caritativa de Pedro Damián fue decisiva y en una ceremonia conmovedora todos los clérigos de la diócesis juraron abandonar los vicios y aceptaron las penitencias que le fueron impuestas.
Más adelante Pedro Damián participó activamente en la lucha a favor del nuevo papá Alejandro II y en contra del antipapa que había surgido en Alemania. Escribió un libro llamado «Disputa sinodal», donde expuso los principios por los cuales un papá para subir al solio pontificio no necesitaba la aprobación del emperador del Sacro Imperio Romano alemán.
También resolvió el problema del emperador Enrique IV que quería divorciarse de su esposa y su mal ejemplo podría diseminar ese pecado por toda la cristiandad. Sin ningún temor o respeto humano Pedro Damián amenazó con excomulgarlo en aquella misma asamblea y delante de sus súbditos. El emperador a pesar de ser muy soberbio y no querer doblegar la cabeza, comprendió que era necesario obedecer a lo que decía la Iglesia y optó por reconciliarse con su mujer.
Durante toda su vida Pedro Damián tuvo que soportar una salud frágil sufriendo especialmente de insomnio y dolor de cabeza, motivo por el cual es invocado contra esos padecimientos.
Falleció a los 65 años años en el monasterio de Santa María de los Ángeles el 22 de febrero de 1072.Cinco siglos después su cuerpo permanecía incorrupto, que es una gracia que le otorgó Dios reconociéndole su labor de mantener la pureza de la Iglesia fundada por Jesucristo, porque Pedro Damián sabía que con Dios ¡siempre ganamos!
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