San Pedro Damián, doctor de la Iglesia, por María García de Fleury - 800Noticias
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El 21 de febrero se celebra a san Pedro Damián, quién nació Rávena, Italia en el año 1007, era una familia noble pero pobre, quedó huérfano desde muy pequeño y su hermano mayor Damián lo adoptó como hijo, por eso se llamó después Pedro Damián.

Obtuvo una buena formación en derecho y en el arte de la reacción, a los 25  años era profesor, escribió cartas, sermones, ageografías, oraciones, poemas, epigramas. Pedro Damián concebía el universo como una inagotable parábola y un espacio lleno de símbolos a partir de los cuales es posible interpretar la vida interior, así como la realidad divina y sobrenatural.

La contemplación de lo absoluto de Dios lo impulsó a alejarse progresivamente del mundo y se fue al monasterio de Fonte Avellana, fundado pocas décadas antes, y que ya era famoso por su austeridad.

Para animar cada vez más a los monjes escribió la vida del fundador que era san Romualdo de Rávena y al mismo tiempo se esforzó por profundizar en su espiritualidad, exponiendo su ideal del monaquismo elemético.

La cruz fue el misterio cristiano que más fácil nuevo Pedro Damián, él decía «no ama cristo quien no ama la cruz de cristo», y se definía a sí mismo como Pedro servidor de los servidores de la cruz de cristo.

En 1057 Pedro Damián dejó el monasterio y exceptuó aunque con renuencia es ser nombrado Cardenal el Obispo de ostia, entrando así plenamente en colaboración con los papas en la difícil empresa de la reforma de la iglesia; ahora no era suficiente contemplar sino que tuvo que renunciar a la belleza de la contemplación para contribuir a la obra de la renovación de la iglesia.

La íntima unión con Cristo no sólo implica a los monjes sino todos los bautizados, aquí encontramos una fuerte invitación para no dejarnos absorber totalmente por las actividades, por los problemas, por las preocupaciones de cada día y olvidar de que Jesús debe estar verdaderamente en el centro de nuestra vida, la comunión con Cristo crea una unimidad de amor entre los cristianos; pero Damián era una persona severa, pero sabía tratar a los pecadores con indulgencia y bondad cuando era prudencia y la caridad así lo requerían.

El papa Alejandro II envió a Pedro Damián para que resolviera un problema con  el arzobispo de Rávena que estaba excomulgado por una serie de atrocidades que había cometido, lamentablemente pedro llegó cuando el  arzobispo había fallecido, pero convirtió a los cómplices y les impuso una justa penitencia.

De regreso a Roma cayó enfermo con una fiebre muy fuerte en un monasterio de las afueras de Faenza y allí  falleció el 22 de febrero de 1072.

San Pedro Damián es una de las grandes figuras de la iglesia, desde sus orígenes y fue monje, amante de la soledad y al mismo tiempo intrépido hombre de iglesia comprometida en primera persona en la obra de reforma puesta en marcha por los papas de aquel tiempo.

San Pedro Damián consagró todas sus energías espirituales y físicas a cristo y en la iglesia porque él estaba convencido de que con Dios siempre ganamos.