San Pedro Crisologo, uno de los oradores más famosos de la Iglesia Católica, por María García de Fleury
María García de Fleury
Pedro nació en Imola, Italia. Fue bautizado y educado por el obispo de esa ciudad llamado Cornelio, quien le enseñó que en el dominio de las propias pasiones y en el rechazar los malos deseos reside la verdadera grandeza y que éste es un medio seguro para conseguir las bendiciones de Dios. Pedro sintió la llamada del Señor. Fue ordenado sacerdote hacia el año 430.
El padre Pedro era amigo del emperador Valentiniano y de la madre de éste, que se llamaba Plácida, y por recomendación de los dos lo nombraron arzobispo de Rávena. También gozó de la amistad del papa San León Magno.
Rávena era una ciudad con un gran número de paganos y el padre Pedro trabajó con tanto entusiasmo por convertirlo que cuando él murió ya eran poquísimos los paganos o no creyentes en ese lugar.
A la gente le agradaban mucho sus sermones y por eso le pusieron el sobrenombre de Crisólogo, que quiere decir el que habla muy bien. Su modo de hablar era conciso, sencillo y práctico. La gente se admiraba de que en predicaciones bastante breves era capaz de resumir las verdades más importantes de la fe. Se conservan de él muchos sermones muy bien preparados y cuidadosamente redactados. Por su gran sabiduría al predicar y escribir fue nombrado doctor de la iglesia por el papa Benedicto XIII.
El grupo más importante de sermones está orientado hacia la formación de los catecúmenos, es decir, antes de recibir el bautismo. También hay muchos comentarios de la sagrada escritura con contenido fundamentalmente moral. Otros de sus textos tratan el tema de la encarnación del verbo, en los que presenta la postura católica y refuta las diversas herejías de la época como el arrianismo. La mayor parte de sus escritos y sermones tienen contenido apologético y moral, pero al mismo tiempo también dedicó parte de su estudio y predicación a cuestiones de carácter cristológico.
En el año 431 Teodoro de Ciro y más tarde Eutiques le escribieron para pedir su protección en la polémica que había sobre cuestiones cristológicas muy debatidas en Oriente. La respuesta de Pedro a Eutiques es un hermoso testimonio de obediencia, amor y respeto al papa, sobre todo en materia de fe y costumbres. Recomendaba mucho la comunión frecuente y animaba a todos a convertir la sagrada Eucaristía en su alimento de todas las semanas. También se distinguió por su actividad como constructor de edificios sagrados y como consejero de la emperatriz regente Galia Plasidia, pero sobre todo sobresalió como predicador.
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