San Patricio, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
En el siglo quinto un extranjero llegó a la isla de Irlanda, su nombre era Patricio, venía de la isla vecina y no se conoce con claridad su pasado, se sabe que desde muy jovencito fue esclavizado por un grupo de piratas durante años. Pero logró escapar y se hizo sacerdote y más tarde llegó a ser obispo de Irlanda. Se convirtió en un gran predicador del evangelio de Jesucristo a pesar de que las autoridades religiosas de los muchos grupos que existían en Irlanda la tenían los Druidas, quienes liderizaban un culto con sacrificios humanos, creían en la reencarnación y poseían un alto estatus social en los pueblos galos.
Patricio fundó un monasterio formó un clero con quienes predicaba el evangelio y la palabra de Dios. Empezó a extenderse por toda la isla, aunque tuvieron grandes dificultades lograron imponer la fe católica. Desde entonces Irlanda ha sido un país católico, aun cuando mil años después su vecina Inglaterra rompió con Roma.
La predica de Patricio era sencilla y se basaba sobre todo en torno a la Santísima Trinidad, que la explica en el trébol de tres hojas que tanto abunda en Irlanda y que el día de hoy se ha convertido en el emblema del país. Patricio le explicaba a los páganos que una hoja representaba al padre, otra al hijo y otra al Espíritu Santo, tres personas en solo Dios. Con el trébol de tres hojas en la mano les explicaba: el padre es Dios, el hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Y sin embargo no hay tres dioses sino un solo Dios. Este ejemplo sencillo fue suficiente para que aquellos páganos creyeran que las tres divinas personas son un solo Dios.
Patricio fue un misionero muy activo del catolicismo, evangelizando a la población irlandesa en el mismo lugar donde está actualmente la catedral de Dublín, Patricio bautizaba a los feligreses con agua del pozo que se encuentra allí.
El obispo Patricio falleció el 17 de marzo del año 461, tenía aproximadamente unos 76 años. Años después fue declarado Patrono de Irlanda.
Siglos más tarde Oliver Cromwell gobernante de Gran Bretaña, desembarcó en Irlanda en diciembre de 1649 buscando acabar con el catolicismo definitivamente. La isla llevaba luchando contra Inglaterra casi 10 años y el obispo de Clonfort, monseñor Walter Lynch se vio obligado a huir de Irlanda, pasó a Suiza y luego Hungría. Para protegerle se llevó con él la imagen de Nuestra Señora Consoladora de los Afligidos, conocida como la virgen de Irlanda, que muestra a la madre de Dios en posición morante ante el niño Jesús que está acostado.
En Hungría colocó la pintura en la catedral de Gyor a donde monseñor Walter Lynch vivió hasta su muerte en 1663. Allí ha permanecido hasta ahora.
30 años después de la muerte de monseñor Lynch el 17 de marzo de 1697, la conocida imagen de la virgen de Irlanda lloró sangre durante tres horas en plena celebración de la fiesta de San Patricio. En la Catedral se conservó un pergamino afirmando este hecho firmado por los sacerdotes y fieles presentes de ese día, además de algunos protestantes luteranos, calvinistas e incluso un rabino de una sinagoga judía.
Es tarea de nosotros los creyentes promover y defender la fe en la madre de Dios que siempre busca protegernos sobre todo antes los peligros de la cultura de la muerte por ella sabe que, con Dios siempre ganamos.
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