San Miguel Arcángel, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
San Miguel es uno de los tres arcángeles que aparecen en la biblia, los otros dos son Gabriel y Rafael. A San Miguel se le conoce como el príncipe de los espíritus celestiales y desde el antiguo testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa y continua en el nuevo testamento.
Se presenta como un ángel guerrero, como el que derrota a satanás y sus seguidores, el que echó del cielo a satanás con su espada de fuego; San Miguel es el que pone su talón sobre la cabeza del enemigo infernal, lo traspasa con su lanza y está listo para encadenarlo para siempre en el abismo del infierno.
A San Miguel Arcángel lo necesitamos como remedio contra los espíritus infernales que se han desencadenado en este mundo. Hoy, cuando la base de la sociedad está tambaleándose como consecuencia de los vicios, de haber negado los derechos de Dios, debemos revivir la devoción a San Miguel y con él gritar: “¡¿Quién como Dios?!”.
San Francisco de Sales decía: “La veneración a San Miguel es el remedio más grande en contra de la rebeldía y la desobediencia a los mandamientos de la ley de Dios, es la eficacia más grande en contra del ateísmo, el escepticismo y la infidelidad”.
Amigos, nuestra misión como fieles católicos es confesar nuestra fe con valentía y gozo, demostrar con celo nuestro amor por Jesucristo; como individuo, como naciones, como iglesia, estamos en una gran batalla espiritual, es nuestro deber usar todas las armas espirituales para batallar con amor fortaleza y astucia.
La virgen le dijo a la venerable María Agreda: “Hija, no hay palabras humanas que puedan describir el horror del mal que hay en lucifer y en sus secuaces, y como sus dardos están dirigidos a la destrucción del hombre, su gran malicia, su astucia, sus mentiras, sus insinuaciones y tormentos se dirigen a la mente y al corazón humano. Él trata de aplastar toda obra buena, de destruirla de esconderla, toda la malicia que su mente es capaz de poseer quiere inyectarla en las almas, contra esos ataques Dios da su admirable protección si el hombre coopera y corresponde”.
Amigos, cuando sientas la tentación de hacer cosas que te alejen de Dios, de no cumplir con lo que sabes que a Dios le agrada pídele a San Miguel Arcángel que te ayude porque él es el príncipe de la milicia celestial y verás como el enemigo sale huyendo. A la hora de la muerte se libra una gran batalla espiritual pues el demonio tiene muy poco tiempo para hacernos caer en tentación en desesperación o en falta de reconciliación con Dios, San Miguel está al lado del moribundo defendiéndolo de las acechanzas del demonio, por eso hay que acostumbrarse a invocar a llamar a San Miguel Arcángel.
Apréndete esta oración: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla se nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio, ¡reprímele Dios!, pedimos suplicantes y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas, amén”.
¡Imitemos la fidelidad de San Miguel a Dios, porque con Dios siempre ganamos!