San Mateo, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
Mateo era un publicano recolector de impuestos que vivía en Cafarnaún, antigua ciudad ciudad de Galilea en Israel donde vivió Jesús después de salir de Nazareth. Era un hombre preparado, estudioso, conocedor de las leyes y de los números.
Jesús pasó un día por donde Mateo estaba cobrando los impuestos, lo miró y le dijo: «Ven y sígueme», fue tan fuerte ese llamado que Mateo dejó todo y comenzó a seguirlo. Se convirtió así en uno de los doce apóstoles, compartió con ellos las enseñanzas de Jesús, presenció sus milagros, lo acompañó hasta su muerte, resurrección y ascensión al cielo. Luego escribió lo que hoy conocemos como el evangelio de San Mateo, que es el más largo de todos los cuatro evangelios, tiene 28 capítulos y está escrito principalmente para los judíos y presenta a Jesús como el Mesías prometido en el Antiguo Testamento.
Es llamado a menudo «el evangelio del reino», comienza con una genealogía de Jesús el hijo de David, resaltando los ancestros terrenales de Jesús en tres grupos de 14 generaciones cada uno. San Mateo se centra en la enseñanza del amor cuando dice «Así que todo lo que quieran que la gente haga con ustedes, eso mismo hagan ustedes con ellos porque en esto se resume la ley y los profetas» Y agrega el doble mandamiento del amor: «Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente». Este es el primero y más importante mandamiento, el segundo es semejante al primero: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Destaca las seis obras de misericordia, «porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibiste, estuve desnudo y me cubriste, estuve enfermo y me visitaste, estuve en la cárcel y viniste a verme».
Lo discursos de Jesús de los que habla Mateo, confirman las profecías del Antiguo Testamento, por ejemplo, el Sermón de la Montaña que está en los capítulos 6 al 7 y es un compendio maravilloso de la doctrina moral de nuestro Señor Jesucristo, en ella habla de las bienaventuranzas, dice que Jesús no ha venido a destruir la ley sino a cumplirla y destaca cómo se debe perfeccionar la ley, por eso dice: «Han oído que fue dicho», y luego agrega «ahora yo les digo».
Un ejemplo de eso es «han oído que se ha dicho amarás a tu prójimo y tendrás odio a tus enemigos, y ahora yo les digo amen a sus enemigos y hagan bien a los que los aborrecen, oren por los que los persiguen y calumnien».En el Sermón de la Montaña también enseña como orar, enseña el Padre Nuestro, dice que debemos ser sal y luz de La Tierra.
Mateo habla de las parábolas del reino de los cielos, es también el que le da mayor espacio a la misión que Jesús le confía a Pedro de fundar la iglesia y convertirla en instrumento de difusión de su palabra. Jesús le dice: «Simón, tu eres Pedro y sobre esta piedra edificarás mi Iglesia», y le agregó: «Las puertas del infierno no podrán contra ella, te daré las llaves del Reino de los Cielos».
Los últimos tres capítulos narran la conmovedora historia de como este reino es establecido por medio de la muerte y resurrección de Jesús. Culmina con el mandato final vayan y hagan discípulos a todas las naciones, bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enséñenles a guardar todas las cosas que yo les he mandado y aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Esto lo dijo Cristo porque él es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!
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