San Luis de Francia, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

La historia de San Luis, rey de Francia es también la historia del cuidado ejemplar de una madre, quien habiendo quedado viuda enfrentó las dificultades de vivir en un palacio en medio de una nobleza y una corte que en muchas ocasiones se convertían en hervideros, desenfrenos, corrupción y violencia. A pesar de todo esto supo inculcarle a su hijo los ideales de una vida pura e inmaculada junto a los deberes propios del oficio que tendría que desempeñar en un futuro como rey.

Luis nació el 25 de abril de 1214 en Poissy, cerca de París, Doña Blanca su madre hizo crecer en el alma de su hijo un anhelo constante por servir a Dios, una piedad cristiana muy sensible y un profundo desprecio por todo aquello que pudiera suponer el pecado. Constantemente le decía “hijo, prefiero verte muerto que en desgracia de Dios o en pecado mortal”.

Como rey, San Luis siempre se mantuvo cerca de su madre y sus consejos en las decisiones importantes; aconsejado por su madre se casó con Margarita, hija de Ramón Berenguer, un conde de Provenza quien lo ayudó a crecer en santidad y con quien tuvo 11 hijos.

San Luis se distinguió como buen padre y esposo, se distinguió también por espíritu de penitencia y oración, no se dejó engreír por su poder, se preocupó por la paz entre las naciones, fue un rey enérgico que supo defender a la iglesia, a Francia y buscar la justicia. Daba grandes limosnas a iglesias e instituciones benéficas y él iba personalmente a pagarles acostumbrando también a sus hijos a imitarlo.

Cada día alimentaba entre 120 y 200 pobres, fundó muchos monasterios, entre ellos una Abadía Cisterciense, donde en muchas ocasiones iba con gran humildad a servirle a los monjes la mesa, también se dedicaba a visitar a los enfermos y construyó la famosa Saint Chapelle en París, cerca de la catedral para colocar allí una gran colección de reliquias.

El rey Luis consagró su reinado a vivir con un apego muy firme hacia los principios cristianos, consolidó el poder de la corona imponiéndose sobre los señores feudales y sobre su aliado el rey de Inglaterra.

En cada victoria militar Luis establecía con las potencias rivales que mantenían feudos en territorio francés acuerdos de paz basados en concesiones reciprocas con alto sentido de la justicia, su equidad lo hizo famoso en toda Europa. Este sentido de justicia y de la ética cristiana lo llevó también a su política interior, luchó contra los abusos oficiales, erradicó los duelos y las guerras privadas, combatió el juego y la prostitución, acunó una moneda y logró su aceptación en todo el reino, al renunciar a manipularla, estableció los primeros controles sobre las cuentas de la hacienda real y en materia de educación fundó la Universidad de la Sorbona.

Dirigió dos prosadas con el propósito de acabar con la invasión de los musulmanes y liberar el sepulcro de Cristo, en la primera obtuvo una gran victoria, pero en la segunda murió a causa de la peste cuando intentaba convertir al Sultán de Túnez.

Murió de disentería, el 25 de agosto de 1270, San Luis, rey de Francia tenía 55 años y de esos reinó 44 años, siempre con la mirada en Dios porque sabía que ¡con Dios siempre ganamos!