San Juan XXIII, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
El Papa Juan XXII nació el 25 de diciembre de 1881 en el seno de una familia campesina al norte de Italia, Sotto il Monte, Bérgamo, a la que siempre se mantuvo muy unido. Lo bautizaron con el nombre de Ángelo Giusseppe Roncalli, recibió su confirmación y su primera comunión a los 8 años y a los 11 años entró en el seminario.
Antes de los 23 fue ordenado sacerdote, durante 3 años sirvió como capellán en un hospital para heridos de la Primera Guerra Mundial, sobre todo para pacientes con tuberculosis. Fue consagrado obispo y tomó el lema “obediencia y paz”, estas dos palabras caracterizaron su vida; y es que dejarse conducir como un niño construyó su recorrido sacerdotal y lo llevó a dejar su diócesis a vivir por casi 30 años en países con culturas y pensamientos muy distintos a los suyos, y donde la presencia católica era muy escaza, en Bulgaria, Turquía, Grecia.
Fue nuncio en París y cardenal en Venecia, el 12 de octubre de 1958 el cardenal Ángelo Giussepe Roncalli tomó el tren en Venecia para ir al conclave en Roma; allí fue electo Papa.
Como Pastor el Papa Juan XXIII supo que debía liderizar a través de su influencia, y de ser visto como un auténtico servidor de Dios. Como teólogo sabía que tenía la autoridad tanto temporal como espiritual y que debía convencer al mundo con la palabra del evangelio y con sus propias palabras.
Sorprendía constantemente a todos con su jovialidad y su simpatía, siendo nuncio, por ejemplo, en París coincidió con un dirigente comunista francés célebre, y le dijo “señor Moris aunque le pese pertenecemos al mismo partido”, y el comunista le preguntó: “¿qué partido es ese?, y el nuncio le respondió “el de los gordos”.
En una ocasión el Papa recibió al gran rabino de Roma dentro del marco de sus encuentros interreligiosos, y a la salida de la sala de audiencia se planteó un pequeño problema protocolar. El gran rabino insistía que el pontífice saliera primero; Juan 23 por el contrario le indicaba cortésmente que le cedía la prioridad.
Como a su vez el gran rabio insistía en ceder el primer paso, Juan XXII sentenció solemnemente y con mucho humor: “Que pase primero el antiguo testamento”.
La inmensa popularidad de Juan XXIII radica en su constante optimismo respecto a la humanidad apoyada en una fe valiente, audaz y con gran sentido de lo divino.
Sus dos encíclicas, Mater et magistra y Pacem in terris, recogen de forma completa su pensamiento. Son dos documentos muy importantes de la doctrina social de la iglesia. Mater et magistra asombró al mundo por su realismo; Pacem in terris asombra al mundo por ser una gran llamada al amor, al desarrollo y promoción de la dignidad humana y social.
Juan XXIII convocó al concilio vaticano II, y falleció el 3 de junio de 1963, todos los llamaban el Papa bueno, escribió el decálogo de la serenidad que comienza diciendo “solo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez”.
La fiesta de Papa San Juan XXIII se celebra el 11 de octubre por ser el día de la apertura del concilio vaticano II, su gran llamada fue al aggiorrnamiento de la iglesia y a la paz en el mundo, porque la paz es la voluntad de Dios y con Dios ¡siempre ganamos!