San Juan Eudes, por María García de Fleury
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El padre Juan Eudes ha sido uno de los teólogos más destacados de su tiempo en Francia, una de las grandes figuras que marcaron la renovación cristiana del siglo 17 en toda la iglesia. Nació a inicios de 1600 y se hizo sacerdote en 1625, dedicó su vida a desarrollar el amor al Inmaculado Corazón de la Virgen María, a la teología del bautismo, al amor al Sagrado Corazón de Jesús y el amor a la eucaristía.
Sus enseñanzas eran producto de su vida de intensa oración y meditación de la palabra de Dios, su predicación era siempre amena, llena de sentimientos, imaginación y de comparaciones que le eran familiares al público que lo escuchaba; eso sí, después de predicar se sentaba a confesar, porque la confesión era para él el encuentro íntimo de la persona con Dios una vez que su corazón se había movido y que deseaba mejorar su vida. Decían: “en la predicación es un león y en la confesión un cordero”.
El 25 de marzo de 1643, día de la anunciación, el padre Juan Eudes con la aprobación de su arzobispo, formó una asociación de sacerdotes diocesanos cuyo fin principal era la creación de seminarios que enfatizarán la formación de un clero parroquial celoso.
A la nueva asociación le dio el nombre de Congregación de Jesús y María y en la actualidad la conocemos también como la congregación de los eudistas. Sus miembros no estaban ni están obligados por ningún voto, basta con que sean conscientes del compromiso de ser bautizados, pues estaba convencido de que ya los votos del bautismo vividos a conciencia y a plenitud eran suficientes, allí una santa libertad se hacía un compromiso santo, la idea era obedecer sin depender, gobernar sin imposición.
Aunque en su tiempo todo el mundo era bautizado, el padre Juan Eudes con su devoción al bautismo supo hacer descubrir su importancia a los cristianos por eso invitaba a tomar tiempo para dar gracias a Dios por nuestro nacimiento, por el don de la vida y por nuestro bautismo. Decía: “Habiendo comenzado por el santo bautismo a vivir la vida que es la que tenemos en Jesucristo, este sacramento está en el origen de nuestra felicidad”.
San Juan Eudes y sus cinco primeros compañeros se consagraron a la santísima que es el principio y el fin de la santidad del sacerdocio, el distintivo de la congregación era el amor a la Corazón de Jesús y al Corazón de la virgen María.
El papa Pio X lo llamó padre, doctor y apóstol del culto litúrgico a los sagrados corazones pues fue el primero que organizó y celebró la fiesta del Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María, además, fue el primero que escribió la liturgia de las horas de cada una de estas fiestas.
Fundó tanto el refugio de Nuestra Señora de la Caridad como la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad, al conocer la miseria moral y la explotación de un gran número de jóvenes y mujeres; la idea era ayudarlas a salir de la miseria a través de la enseñanza de la religión y de algún oficio digno con el cual pudieran ganarse la vida.
Para asegurarse de que las hermanas de la congregación permanecieran fieles a su fin específico y no se dejaran vencer por las dificultades que encontraran les dio un cuarto voto, el celo por la salvación de las almas porque San Juan Eudes estaba consciente de que ¡con Dios siempre ganamos!