San Juan de Capistrano, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
La fiesta de San Juan Capistrano se celebra el 23 de octubre, es el patrón de los capellanes, los capellanes militares y los jueces. San Juan nació en 1986, un tiempo en que la peste mortal y las guerras civiles habían diezmado a la población y continuaban amenazando a los vivos. Un tiempo donde la confusión de la iglesia era tan grande porque habias 3 personas que afirmaban ser Papas.
Las iglesias se encontraban vacías de fieles, esas circunstancias problemáticas brindaron un telón de fondo para la vida de San Juan Capistrano y dan una idea sobre la perspectiva de sus funciones. Era hijo de un caballero alemán, por su origen y aspecto nórdico lo llamaban Juan el alemán, recibió una buena educación y estudió derecho civil y eclesiástico, a los 26 años se convirtió en gobernador de Perugia, se casó pero no pudo consumar su matrimonio pues estalló una batalla contra los malatestas y trató de negociar la paz.
Lo tomaron como prisionero de guerra y durante ese tiempo, en sueños se encontró con San Francisco de Asís y experimentó una conversión, por eso cuando salió de prisión anuló su matrimonió y se unió a los franciscanos de Perugia. Cuatro años más tarde fue ordenado sacerdote, como fraile y sacerdote franciscano Juan caminó en la delgada línea entre el celo y el fanatismo permitiendo que Dios escribiera derecho con líneas torcidas, todo lo cual trazó a lo largo de su vida.
San Juan Capistrano era conocido por su predicación, grandes multitudes se reunían para escucharlo, jugó un papel decisivo en la reactivación de la fe, dirigió una reforma de la orden franciscana que insistió en el ascetismo radical, en la obediencia, no negoció ningún compromiso y tampoco tenía paciencia. Fue nombrado inquisidor y su procesamiento por hereje fue feroz. Irónicamente, este cazador de herejes fue acusado de herejía pero se defendió con tanto éxito de sus acusaciones que fue absuelto de sus cargos.
Fue alumno de San Bernardino de Siena, quien lo introdujo al Santo Nombre de Jesús, durante las cruzadas predicó en Hungría, visitó a los reyes de Europa uniéndolos y unidos también a las fuerzas invasoras.
En 1456 dirigió un ejército cristiano hacia Belgrado, y cuando parecía que iban a ser vencidos por los musulmanes corrió al frente del ejército sosteniendo una cruz gritando «¡Victoria Jesús, Jesús, Jesús vamos a la victoria!! Animando así a los soldados y lograron ganar la guerra.
San Juan Capristano tenía 70 años en ese tiempo en que se encontró a las puertas de Belgrado amenazada por el ejército turco avanzando y retrocediendo, «atacando y siendo atacado invoquen al nombre de Jesús», era lo que él gritaba y agregaba «Jesús, Jesús en Cristo está la salvación».
A los 3 meses de esta guerra de Belgrado el 23 de octubre San Juan de Capristano moría en Villaco, Austria, convencido de que con Dios ¡siempre ganamos!
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