San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia, por María García de Fleury - 800Noticias
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Juan de Ávila nació el 6 de enero de 1499 en Almodóvar del Campo, en la diócesis de Toledo, España. Como hijo único de padres muy cristianos y en muy buena posición económica y social, a los 14 años lo llevaron a estudiar Leyes en la Universidad de Salamanca, pero abandonó estos estudios al concluir el cuarto año y decidió dedicarse a reflexionar y a orar. Quería ser sacerdote e ir como misionero a las Indias.

Lo ordenaron sacerdote en 1529 y como ya sus padres habían muerto decidió celebrar su primera misa solemne en la parroquia de su pueblo, para festejar el acontecimiento, invitó a su mesa a 12 pobres, regaló su inmensa fortuna producto de las minas de plata que poseía la familia y lo dio a los más necesitados; se fue a Sevilla para esperar el momento de embarcar a México, mientras tanto se dedicó a predicar en la ciudad y en las localidades cercanas. El arzobispo, entusiasmado por su forma de predicar, le hizo desistir de ir a América y le pidió que se quedara en Andalucia, donde urgía consolidar la fe de los creyentes después de siglos de dominación musulmana.

Juan de Ávila permaneció en Sevilla compartiendo casa, pobreza y vida de oración con un sacerdote amigo que había conocido en la universidad de Alcalá llamado Fernando de Contreras, predicaba, daba dirección espiritual ‘continuó haciendo estudios de teología en el Colegio Santo Tomás de Sevilla.

Fue puesto preso por la inquisición durante dos años, acusado de predicar, en la cárcel se dedicó asiduamente a la oración y durante esta dura situación profundizó en el misterio del amor de Dios y en el gran beneficio hecho a la humanidad por Jesucristo, nuestro redentor. En adelante, ese fue el eje de su vida espiritual y uno de los temas centrales de su actividad evangelizadora.

En 1533 salió la sentencia donde lo absolvían; al salir de la cárcel continuó predicando con gran éxito frente al pueblo, frente a las autoridades, pero prefirió irse a vivir en Córdoba y luego fijó su residencia en Granada, donde también continuó estudios y comenzó a figurar con el título de maestro. Lo llamaban «el maestro de Ávila», vivía muy pobremente y se dedicaba a la oración y a la predicación y fue centrando su interés en mejorar la formación de quienes se preparaban para el sacerdocio, para lo que fundó colegios mayores y menores que después del Concilio de Trento se convirtieron en seminarios conciliares.

Para el maestro de Ávila la reforma de la Iglesia, que cada vez consideraba más necesaria, pasó y pasa por la mayor santidad de los sacerdotes, los religiosos y los fieles. Se dedicaba a predicar a la gente sencilla, fundo la Universidad de Baeza en Jaén que durante siglos fue un destacado referente para la cualificada formación de los sacerdotes, escribió un catecismo o doctrina cristiana en versos para que lo cantaran los niños y así evangelizaran a los mayores. El maestro de Ávila es también autor del tratado de amor a Dios, el tratado sobre el sacerdocio, y otra serie de escritos menores.

Falleció el 10 de mayo de 1569, Santa Teresa de Jesús cuando se enteró de la noticia del fallecimiento de Juan de Ávila el 10 de mayo de 1569, lloró y dijo: «lloro, porque la Iglesia pierde una gran columna». El maestro San Juan de Ávila supo desde jovencito que con Dios ¡siempre ganamos!

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