San Juan Crisóstomo, famoso orador, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

Juan Crisóstomo nació cerca del año 347 en Antioquía, estudio Derecho y Teología, quería convertirse en un monje ermitaño y fue solo cuando su madre llamada Antusa murió, que el pudo cumplir su sueño.

Los rigores propios del aislamiento afectaron fuertemente su salud y a los pocos años tuvo que regresar a Antioquía, allí fue ordenado diácono y sacerdote en el año 386. Juan pasó los siguientes 12 años escribiendo, pero sobre todo predicando y esto lo llevó a convertirse en uno de los predicadores más admirados. Era un hombre bajo, delgado, pero esto no le impedía atraer a cientos y hasta miles de personas con sus sermones. Era un gran conocedor del griego, pastor  y moralista y se preocupaba para que el mensaje cristiano se plasmará en hechos.

Predicaba con pasión, elocuencia, originalidad. Hablaba con fuerza y claridad sobre temas que aparentemente eran muy sensible y eminentemente sociales, por ejemplo, en sus sermones denunciaba el aborto, la prostitución, la gula, el teatro vulgar, la afición a las carreras de caballo, llamaba la atención sobre el bienestar espiritual de los necesitados y oprimidos y el contraste con el lujo y los excesos de quienes abusaban de la riqueza, por ejemplo, decía «es una tontería y una locura pública llenar los armarios de ropa y permitir que los hombres que han sido creados a imagen y semejanza de Dios estén desnudos y temblando de frío, de modo que apenas puedan mantenerse de pie».

En el año 398 fue obligado y lo consagraron como arzobispo de Constantinopla, Juan vio esto como un acto providencial de Dios.

Siguió llevando una vida muy sencilla, lo que le daban lo repartía casi todo entre los pobres pero esto enfureció a muchos. Juan evangelizaba en los campos, fundó hospitales, criticaba los vicios y las tibiesas, exhortó a los monjes perezosos y a los eclesiásticos demasiado amantes de la riqueza. Sus prédicas denunciaban el mal uso de las riquezas y el poder y esto enfureció a la esposa del emperador romano de Oriente llamado Arcadio.

El arzobispo de Alejandría entonces convocó un sínodo de obispos sirios y egipcios para acusar a Juan y él se negó a comparecer; el emperador Arcadio lo destituyó y lo desterró de la ciudad pero como la esposa del emperador era una mujer supersticiosa, consiguió que el emperador anulará la decisión del sínodo y Juan regresara a Constantinopla.

Allí Juan siguió predicando y un tiempo después lo volvieron a exiliar a un lugar cerca de Armenia, allí siguió manteniendo correspondencia con sus partidarios y defendiendo sus convicciones, pero el clima tan duro afectó su salud y cuando lo fueron a trasladar a otro lugar, falleció en el camino. Era 14 de septiembre del año 407.

Hoy se conservan alrededor de 600 de sus sermones y 400 de sus cartas;  después de muerto lo llamaban «boca de oro», que significa Crisóstomo, es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia del Oriente y patrono de los predicadores.

LA iglesia ortodoxa lo valora como uno de los más grandes teólogos y uno de los tres pilares de esa Iglesia porque vivió y predicó la pureza del evangelio sabiendo que aunque puedan haber muchos obstáculos, ¡con Dios siempre ganamos!

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