San José y la familia, por María García de Fleury
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Este año 2021 dedicado a San José ,es tiempo recordar que San José es el patrono de la familia de manera especial de lo que somos padres y madres, pero sobre todo el patrón y protector de la gran familia en la fe que es la iglesia universal .
San José era un hombre de profunda espiritualidad, un hombre cumplidor de los preceptos pero sobre todo un hombre que amaba y confiaba en Dios, oraba con el corazón abierto, estaba atento a los mensajes que Dios le transmitió por medio de los ángeles y confió sin cuestionarse nada lo que ellos le transmitieron.
Esa confianza en Dios, esa entrega a la plenitud del amor divino, le permitió convertirse en una persona valerosa, asertiva, decidida para seguir en todo momento los planes que Dios había establecido para él a pesar de que para los cánones de su tiempo fueron poco convencionales. Jesús aprendió de San José la práctica de la fe y el amor a Dios padre.
San José sirve de modelo maravilloso porque mostró los frutos del amor y la confianza en Dios, enseñó a poner en el centro de nuestras relaciones a Dios para amar más a quien comparte con digo la vida, a mi pareja, a mis hijos, a mis amigos, a mis compañeros de trabajo, mis clientes, a mis hermanos de comunidad parroquial, a mis amigos de los grupos de oración, pero sobre todo enseña sacrificarnos por Dios para seguir siempre con alegría y esperanza el plan que Dios tiene trazado para cada uno de nosotros.
El Padre Celestial tuvo presente a José en sus eternos secretos sobre la redención de los hombres, predestinándolo para hacer el varón fiel que acompañara al salvador del mundo en sus años de infancia y juventud con la autoridad y solicitud de un padre.
San José protegió a la inmaculada madre de Dios y ayudó a criar al señor del universo, sin embargo no hay ninguna cita de él en los evangelios, más bien fue un hombre silencioso y humilde servidor de Dios que desempeñó su rol cabalmente.
A San José se le define como padre, no carnal pero sí real, padre por caridad, por adopción, por derecho matrimonial, de esta proximidad con el verbo divino se derivan sus prerrogativas entre ellas la qué se le considera el más santo entre todos los santos después de nuestra señora, su perpetua virginidad y su juventud a la hora de contraer matrimonio acabando así con la imagen de San José viejo. San José quedó inserto en el misterio de la salvación, porque cumple con el papel que Dios tenía previsto para él, que era la custodia de su unigénito hijo como la de su madre santísima.
La insistencia en San José como padre y esposo a quien constituyó el señor como alivio de su madre y nutrición de su propia carne lleva a ensalzar el pan el protector del santo ante las necesidades materiales y espirituales, sacando a la conclusión que como protector de la casa de Nazaret, lo es también de la casa de Dios que es la iglesia, alcanzando del señor un socorro universal de todos los que le invocan su nombre seriamente, porque él es Dios y con Dios siempre ganamos