San José merece atención, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

San José merece que le dediquemos un tiempo especial para conocerlo mejor, para seguir su ejemplo. Fíjense que el mismo Dios lo escogió y lo preparó para ser un hombre justo; es decir, un hombre recto, virtuoso, bondadoso, religioso, santo y para que fuera el padre adoptivo de su hijo encarnado.

José era un israelita, pero un israelita que observaba la ley, que vivió a fondo y en concreto las enseñanzas del primer mandamiento de la ley de Dios que dice: “Amar a Dios sobre todas las cosas”.

No es tan importante hacer grandes cosas sino hacer bien la tarea que debemos hacer; eso es lo que enseña San José.

La fe y el amor con que cada cual va tejiendo su vida en el día a día es importante, vivir con docilidad la voluntad de Dios padre es vivir con un corazón agradecido por todo lo que recibimos, es ser conscientes de la misión que se nos encomienda y ser fieles a ese llamamiento.

San José nos enseña a ser grandes desde lo pequeño, como María en la caridad, nos invita a confiar en el creador, aunque aparentemente las cosas vayan en contra, es decir, nos invita a tener fe y nos induce a ponernos en camino apoyándonos en la esperanza.

Ha habido muchas pinturas y relatos orales y escritos que brindan algunos detalles sobre la vida de San José, antes y después del nacimiento de Jesús, lo que si tenemos seguro es que Dios, padre celestial, lo llamó para acompañar y proteger a la santísima Virgen María, a la madre amorosa del mesías, para acoger paternalmente a su divino hijo encarnado. Lo convirtió en el padre legal y adoptivo de Jesús.

Hay quienes dicen que el diablo tentó a José para que dejara a María cuando se enteró de su embarazo; si los planes del diablo hubieran tenido éxito, la virgen María habría sido lapidada hasta la muerte y Jesús nunca habría existido en forma física.

José era un humilde obrero, vivía el día a día dependiendo del trabajo de sus manos, los historiadores y arqueólogos coinciden en que la carpintería era una profesión importante en aquel momento. José le brindó apoyo, protección y defensa a su hijo desde antes de su nacimiento, lo abrigó, le dio techo en Nazaret, superó las penurias de la falta de hospedaje en Belén, obedeció la voluntad de Dios, lo protegió salvándolo de la matanza de Herodes llevándolo a Egipto, sorteando mil dificultades y sobrellevando la dureza de un exilio en tierra extraña.

Luego lo traslado de nuevo a Nazaret donde lo educó en las virtudes, en el amor hacía Dios y en el conocimiento de las sagradas escrituras del cual por cierto Jesucristo hacía gala.

José fue fuerte en la adversidad, confiado y con gran fe en Dios ante los gravísimos problemas que tuvo que afrontar. San José enseña la seguridad que da el obedecer a la divina voluntad, la confianza en sus designios, la fortaleza necesaria para superar la adversidad.

La vida de José de Nazaret estuvo centrada en Jesús, en comunión con Dios y en estrecha unión con su esposa santa que era la virgen María madre del salvador.

Amigos, en esta época tan materialista, infectada por la corriente del secularismo ateo, por todo lo antirreligioso que quiere sacar a Dios de la vida social, de la familia, de la comunidad y de la historia, San José se hace presente y enseña que nuestro señor Jesucristo es lo primero que debe regir nuestra vida social, familiar, económica, según la voluntad de Dios.

Ese es el camino hacia la felicidad, como enseñó Jesucristo: “Felices los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”, porque él sabía que con Dios ¡siempre ganamos!