San Jerónimo y la Biblia, por María García de Fleury - 800Noticias
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Jerónimo estudió en Roma Latín, bajo la dirección del más famoso profesor de su tiempo que se llamaba Donato y él hablaba el latín a la perfección, pero era pagano y Jerónimo llegó a ser un gran latinista, un buen conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos, pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes autores latinos como Cicerón, Virgilio, Horacio y a los autores griegos como Homero, Platón, pero no dedicaba tiempo a leer libros religiosos que lo pudieran leer más espiritual.

San Jerónimo cuenta que una vez tuvo un dialogo aterrador en un sueño y sintió que se presentaba ante el trono de Jesucristo para ser juzgado y Cristo le preguntaba “¿A qué religión perteneces?” y él le respondió “Soy cristiano, católico”, pero Jesús le dijo: “no es verdad, que borren su nombre de la lista de los cristianos católicos, no es cristiano sino pagano porque sus lecturas son todas paganas tiene tiempo para leer a Virgilio, Cicerón, Homero, pero no encuentra tiempo para leer las sagradas escrituras”.

Jerónimo se despertó del sueño llorando y en adelante su tiempo lo dedicó siempre para leer y meditar los libros sagrados, y exclamó emocionado: “Nunca más me volveré a trasnochar por libros paganos”.

Jerónimo se fue al desierto a hacer ayuno, oración y penitencia por sus pecados, especialmente por su sensualidad, su terrible mal genio y su gran orgullo, pero allá aunque rezaba mucho y ayunaba y pasaba noches sin dormir, no consiguió la paz, se dio cuenta de que su temperamento no era para vivir en la soledad de un desierto deshabitado sin tratar con gente, entonces regresó a la ciudad y el Papa San Dámaso, que era poeta y literato lo nombró su secretario y más tarde le encomendó un oficio importantísimo, hacer la traducción de la Sagrada Biblia, porque las traducciones de la biblia que existían tenían muchas imperfecciones del lenguaje y muchas imprecisiones o traducciones que no eran exactas.

Casi de 40 años Jerónimo fue ordenado sacerdote y sus últimos 35 años los pasó en una gruta junto a la cueva de Belén; con tremenda energía escribía contra los herejes que se atrevían a negar las verdades de nuestra religión.

Jerónimo tradujo la biblia por encargo del papa Dámaso I, la biblia que venía del griego y del hebreo y la tradujo al latín, a esta tradición al latín se llama La Vulgata pues se da para el Vulgo, para el pueblo, completó su obra en el año 405 y decía “ignorar las sagradas escrituras es ignorar a Cristo”.

Su influencia con el latín lo convirtió en un medio de comunicación en la historia de la iglesia. Jerónimo es considerado como un santo en la iglesia católica, pero también por los ortodoxos los luteranos y los anglicanos.

Jerónimo uno de los 4 grandes padres de la iglesia y es uno de los personajes que más ha aportado y le ha dado sentido vivo y dinámico a la fe en cristo por haber hecho accesible la biblia a todos; fue un trabajo inmenso, pero sabía que permitir que otros conocieran a Dios era vital porque con Dios ¡siempre ganamos!