San Ignacio de Antioquía, por María García de Fleury
800 Noticias
San Ignacio de Antioquía, nació entre los 30 y 35 después de Cristo y murió en el 107. Fue discípulo directo de San Pablo y San Juan.
Antioquía era la tercera ciudad más importante del imperio romano. La primera era Roma, luego Alejandría. También era una de las iglesias más importantes e influyentes porque ahí vivían muchos cristianos de procedencia judía que habían huido de la destrucción de Jerusalén en el año 70.
Ignacio de Antioquía es considerado como uno de los padres de la Iglesia, más concretamente un padre apostólico por su cercanía cronológica con San Pablo y con San Juan. Fue obispo de la ciudad y fue el primer cristiano en llamar con el apelativo católico a la Iglesia.
Su doctrina profundiza en la eucaristía, la jerarquía y la obediencia a los obispos y también incluye la virginidad de María , el don de la virginidad y el privilegio que es morir mártir de Cristo.
Ignacio de Antioquía decía: «Se educa mucho con aquello que se dice pero más con aquello que se hace y mucho más con aquello que se es», y, agregaba «es mejor ser cristiano sin decirlo que proclamarlo sin serlo». En su prédica y escritos enfatizaba que aquellos que corrompen a la familia no entrarán en el reino de los cielos.
Muy poco sabemos acerca del arresto de Ignacio ni de quienes lo acusaron y ni de sus vicios. En esa época no existía una persecución general contra los cristianos en todo el imperio, sino que solamente se condenaba a quienes alguien acusaba.
Viajando hacia Roma, el obispo Ignacio y los soldados que lo custodiaban pasaron por Asia Menor. A su paso muchos cristianos de la región fueron a verlo, Ignacio los recibía, conversaba con ellos y escribió siete cartas que redactó en el transcurso de esa semana mientras era conducido desde Siria hasta Roma para ser ejecutado.
El obispo Ignacio denunció en sus cartas, la división como el comienzo del mal. El obispo participó también en varios debates con mucha tenacidad, lanzó ataques contra quienes creían que Cristo solo tiene apariencia humana y sobre esto dijo «Cualquiera que crea semejante tontería de que Cristo solamente parecía sufrir, no puede llamarse realmente un mártir».
A varias iglesias, Ignacio le escribió una carta desde Esmirna, más tarde desde Troya escribió otras tres cartas, una a la iglesia de Esmirna, otra a su amigo Policarpo y otra a la iglesia de Filadelfia.
Fue condenado a morir devorado por las fieras en el Coliseo de Roma. Recibió la corona de su glorioso martirio en el año 107, era el tiempo del emperador Trajano. El mayor conocimiento sobre Ignacio se centra en el final de su vida, pero esto ha sido suficiente para hacer de él uno de los padres apostólicos mejor conocidos.
Ignacio es un mártir del cristianismo, uno de los santos de la Iglesia católica que celebra su festividad el 17 de octubre. En la Iglesia ortodoxa su fiesta se celebra el 20 diciembre. San Ignacio de Antioquía aceptó gustoso el horroroso martirio de ser devorado por los leones porque sabía que así llegaría al verdadero triunfo cristiano, pues ¡con Dios siempre ganamos!