San Gregorio Nacianceno, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
San Gregorio nació en Nacianzo, Capadocia, hoy Turquía. Su padre era un judío converso quien terminó siendo obispo de Nacianzo, y se le conoce como San Gregorio el Mayor.
Gregorio perteneció a toda una familia de santos, estudió leyes en Atenas y entre sus compañeros de estudios estaba San Basilio, que fue un buen amigo suyo. Gregorio regresó a Nacianzo con 30 años y pudiendo ser un exitoso abogado o un profesor de retórica eligió la vida de ermitaño para entregarse a Dios y a la labor tanto caritativa como intelectual.
A los pocos años regresó para ayudar a su padre anciano en la administración de la diócesis, y fue ordenado sacerdote en contra de su voluntad por su propio padre en el año 362. En ese tiempo escribió una apología sobre las responsabilidades de un sacerdote.
Al morir su padre, hacia el año 374, Gregorio dedicó a los pobres la inmensa fortuna que había heredado y conservó para sí solamente un pequeño pedazo de tierra, continuó administrando la diócesis y fue al final del año 375 se retiró a un monasterio en Seleucia, viviendo allí e completa soledad.
4 años después Teodosio fue designado emperador de Oriente, y los católicos que estaban allí y habían sido perseguidos apelaron a Gregorio para que se colocara a la cabeza de la iglesia y los organizara. Después de muchas dudas Gregorio dio su consentimiento y comenzó su misión en una casa privada en Constantinopla, la cual convirtió en Capilla.
Gracias a la gran elocuencia de Gregorio y a su fama de santidad, muchos comenzaron a reunirse, inclusive herejes. En esa capilla, entregó los cinco maravillosos discursos de la fe, explicando la doctrina de la Santísima Trinidad, diciendo que eran tres personas en un solo Dios.
Estas explicaciones hicieron que le dieran el título de teólogo, ahora Gregorio y el apóstol San Juan eran las únicas personas a quienes se les llamaba teólogos. Esto también hizo que lo persiguieran y fuera muy atacado incluso en su propia capilla. San Gerónimo, el traductor de la biblia fue uno de los que se convirtió en su discípulo y cuenta cuanto le debió a su erudito y elocuente maestro.
Por su parte, el emperador Teodosio, pidió el bautismo a comienzos del año 380 y decidió que Gregorio debía ser obispo en la nueva visión católica. El mismo emperador lo acompañó a la gran iglesia de Santa Sofía y ahí fue entronado en presencia de una inmensa multitud, la cual manifestaba una gran alegría. A raíz de todo esto se adoptó el catolicismo como la religión del Imperio.
Más adelante, el Emperador Teodosio convocó a un concilio, el Concilio de Constantinopla, y allí Gregorio encontró mucha oposición y sabiéndose continuamente enfermo renunció para regresar a su antiguo hogar en Nacianzo, allí pasó los seis años restantes de su vida en retiro y en labores literarias las cuales congeniaban mucho más con su carácter de lo que lo hacia el acoso del trabajo en la administración eclesiástica.
Gregorio murió en Nacianzo y por eso se le llama San Gregorio Nacianceno, doctor de la iglesia oriental cuyos trabajos se basan en poemas, discursos, cartas y oraciones a Dios con la convicción de que siendo fiel a Dios llegaría a su destino final, el cielo, pues con Dios ¡siempre ganamos!