San Giuseppe Moscatti, por María García de Fleury - 800Noticias
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San Giuseppe Moscatti nació el 25 de septiembre de 1880 en Benevento, Italia, se graduó de médico a los 22 años con las mejores calificaciones de su promoción y fue uno de los primeros en estudiar y aplicar la insulina para el tratamiento de la diabetes, enfermedad que tuvo su madre.

Le ofrecieron una serie de oportunidades para convertirse en un médico de renombre, pero estaba convencido de que su medicina la tenía que ejercer entre los pobres, y entrenar a sus pasantes para que se dedicaran a ellos.

Su día comenzaba asistiendo a misa, comulgando, y de allí salía a visitar a los enfermos muy pobres a quienes nunca les cobraba. A las 8:30 de la mañana ya estaba en el hospital n su puesto trabajando, fue nombrado miembro de la Real Academia Italiana de Medicina Quirúrgica, y recibió un doctorado en química fisiológica, supervisó el instituto de anatomía patológica local y en la sala de autopsias instaló un crucifico con una inscripción que decía: “¡Donde están, Oh muerte tus plagas!,” tomada del libro de Oseas.

El doctor Giuseppe Moscatti usaba los más altos estándares de la medicina, y al mismo tiempo rezaba por sus pacientes, trataba de persuadir a quienes estaban alejados de la fe a buscar los sacramentos, atendía siempre con una sonrisa y sin hacerse notar.

Alrededor de los 30 años Giuseppe Moscatti hizo un voto privado de celibato, y quiso entrar a ser sacerdote jesuita, pero en la congregación le dijeron que esa no era su vocación, sino que se mantuviera como médico.

Una de sus hazañas mayores fue durante una erupción del monte Vesubio, que hizo que el hospital empezara a derrumbarse, y el doctor Moscatti trabajó intensamente para sacar a todos los enfermos del hospital, increíblemente, después de sacar al último de los pacientes se cayó el techo.

Tenía 31 años cuando una epidemia de cólera azotó el lugar, Moscatti no descansó hasta el final de la epidemia ayudando a unos y otros. Lo mismo hizo durante la primera guerra mundial cuidando a los soldados heridos y moribundos del ejército italiano.

Falleció el 12 de abril de 1927. Pobres y ricos decían “ha muerto el médico santo”, mientras lloraban la pérdida de su amigo y doctor.

Es interesantísimo saber que San Guiseppe Moscatti tuvo una vida muy parecida a la del doctor José Gregorio Hernández, dos médicos que vivieron en el mismo tiempo histórico, uno en Italia y otro en Venezuela, en pleno ejercicio de la profesión ambos quisieron interrumpirlo para entregarse a la vida religiosa, pero no los aceptaron. De ellos dijeron la misma expresión cuando fallecieron, “ha muerto un santo”.

Moscatti falleció a los 47 años y José Gregorio a los 54. Ambos unieron ciencia, medicina con religión, con la devoción a Dios y la práctica de las virtudes cristianas y morales, convirtiéndose en grandes ejemplos de vida y ayuda a los demás con una caridad sincera, alegre y dispuesta, al tiempo que fueron fieles y entregados a Dios porque sabían que con Dios ¡siempre ganamos!