El 19 de septiembre la iglesia celebra la fiesta de San Genaro, un obispo italiano que vivió en la época del emperador Diocleciano, quien quería eliminar del imperio a todos los cristianos.
El obispo Genrao visitaba a cuatro presos por ser cristianos, y fue apresado junto a dos amigos que iban con él, a estos tres los interrogaron y torturaron, pero se mantuvieron con mucha firmeza en su fe. Entonces unieron a los siete y los condenaron a ser echados a las fieras en las arenas del anfiteatro, y para decepción del público las fieras hambrientas y provocadas solo rugieron mansamente sin acercarse a sus presuntas víctimas.
El pueblo cegado por las pasiones que se alimentan de la violencia gritaban: ¡mátenlos, mátenlos!, ahí mismo los siete confesores fueron condenados a morir decapitados y en el mismo sitio fueron enterrados, era el año 305.
Los cristianos de Nápoles obtuvieron las reliquias de San Genaro, y años más tarde, en 1.497, las trasladaron con toda solemnidad a Nápoles donde desde entonces honran y veneran a San Genaro como su patrón principal.
Más de la historia de San Genaro y su sangre en el siguiente audio: