San Esteban, el primer mártir, por María García de Fleury
800 Noticias | Maholy Meneses
El 26 de diciembre se celebra la fiesta de San Esteban, el primer discípulo de Jesús en sufrir el martirio. Esteban era diácono en la iglesia cristiana primitiva.
El capítulo 6 de los Hechos de los Apóstoles continúa un relato de la elección de los primeros siete diáconos de la iglesia. Mientras los apóstoles trabajaban para continuar el ministerio de Jesucristo, algunas de las viudas de habla griega estaban siendo desatendidas en sus necesidades prácticas, los doce apóstoles decidieron ordenar a siete diáconos de modo de que supervisaran el cuidado de estas mujeres, al hacerlo, los diáconos ampliaron la atención pastoral de los apóstoles.
Dios realizó muchos milagros a través de San Esteban. San Esteban hablaba con tanta sabiduría y gracia que muchos de sus oyentes se convirtieron en seguidores de Jesús. Hablaba de Jesús mostrando que Él es el Salvador que a Dios había prometido enviar, reprendió a sus enemigos por no haber creído en Jesús.
Los enemigos se levantaron, por supuesto, muy bravos y le gritaron, pero Esteban miró al cielo y dijo que vio los cielos abrirse y a Jesús de pie a la diestra de Dios. Los enemigos de la iglesia de Jesús estaban furiosos al ver el éxito de la predicación de Esteban y resintieron mucho la predicación de la salvación a través de Jesús; como no pudieron ni supieron responder a sus sabios argumentos, consideraron que algunos miembros podían mentir sobre él, diciendo que había hablado pecaminosamente contra Dios y había cometido blasfemia, y así lo hicieron.
San Esteban fue arrestado y llevado a la corte, se enfrentó sin miedo a esa gran asamblea de enemigos. De hecho, la Biblia dice que su rostro parecía el rostro de un ángel. Las probabilidades estaban en su contra y Jesús dijo: «cuando te entreguen, no te preocupes por cómo vas a hablar o qué vas a decir, porque lo que vas a decir te será dado en esa hora, porque no eres tú quien habla, sino el Espíritu de tu Padre quien habla a través de ti». Esteban sabía que el Espíritu Santo lo iba a ayudar y no tenía miedo.
Esteban se identificó en la corte señalando dos puntos importantes, primero creía que Dios podía encontrarse en todas partes, no solo en un solo lugar como el templo o en una sola persona como Abraham. En segundo lugar, demostró cómo desde el principio los israelitas habían rechazado constantemente a los mensajeros de Dios, a los profetas y a los siervos escogidos, y ahora, habiendo escuchado, rechazado y matado al Hijo de Dios que les había sido enviado, lo pensaba.
Algunos de los que estaban escuchando a Esteban estaban cegados por una ira tan fuerte que ni siquiera esperaron los procedimientos judiciales normales. Corrieron hacia él, lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon.
Él oró diciendo, «Señor Jesús, recibe mi espíritu», luego cayó de rodillas y le rogó a Dios que no castigara a sus enemigos por matarlo, «Señor, perdónalos por este pecado».
Esteban fue la primera persona asesinada por Cristo. Su vida santa y su martirio fueron un signo, tanto natural como sobrenatural, de su amor por el Señor, fue tanta la gente a quien inspiró para los primeros creyentes que enfrentaban persecuciones contra los cristianos, convertidos de que con Dios siempre ganamos.
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