San Claudio de la Colombiere, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

Claudio de la Colombiere nació en 1641 cerca de Lyon, en Francia, de su madre recibió la formación religiosa, estudió en el Colegio de los Jesuitas y a los 19 años entró en la congregación. Lo describían como una persona con espíritu vivo, con juicio seguro, fino, penetrante, se expresaba con precisión, elegancia, justicia y dulzura.

Como hombre de mucha oración, su unión con Dios se reflejaba en su rostro en sus palabras, fue ordenado sacerdote en 1669.

Observar las constituciones, las reglas comunes, la reglas de la modestia y las de la vida sacerdotal lo más perfectamente posible, fue el medio que escogió para santificarse, decía: «Es necesario ser santo para hacer Santos».

Lo enviaron a sustituir al superior de los jesuitas de Paray le Monial, dónde había un convento de las Hermanas Visitandinas, allí se encontraba una religiosa llamada la hermana Margarita María, era una joven simple de poca cultura que parecía estar siendo favorecida por gracias extraordinarias y necesitaba de una dirección segura, buscaba a alguien que tuviera gran cultura y profundos conocimiento teológicos.

En eso, al recién llegado padre Claudio le tocó dirigir una charla a las monjas y notó que una lo oía más atentamente que las demás, la superiora le dijo: «Esa es la hermana Margarita María»,  inmediatamente Jesús le dijo: «Ese es un alma visitada por la gracia». Al mismo tiempo, una voz interior, le decía a la hermana Margarita María:  «Allí está el que te envío para guiarte».

El padre de la Colombiere, reconocido por su prudencia y juicio, analizó la experiencia mística del hermana Margarita María como venida de Dios y la estimuló vivamente a seguir la inspiraciones del Espíritu Santo.

Durante los 20 meses en los que el padre Claudio fue superior de la residencia jesuita, fundó asociaciones de piedad, predicó misiones y dirigió numerosas almas, pero la gran importancia de su apostolado estuvo en el inmenso apoyo que le dio a Margarita María con la difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, le tocó al padre Claudio la misión de proteger estas visiones y defenderlas de los innumerables problemas con los que se encontraron.

En agosto de 1676 lo enviaron a Londres, la capital de Inglaterra, que se había convertido en anticatólica, su encargo era ser el predicador del palacio de los duques de York, sus densos y piadosos sermones en la capilla del palacio, atraían a mucha gente.

El padre Claudio visitaba enfermos, convirtió muchas persona y rescató de la apostasía a decenas de sacerdotes, inculcaba la devoción al Sagrado Corazón y al escapulario, esto hizo que se desatara un odio antirreligioso contra él basado en mentiras, calumnias, denuncias en el parlamento, medidas judiciales y presiones sobre la corte y el rey. Lo pusieron preso en los calabozos sucios y gélidos donde las pésimas condiciones agravaron su incipiente tuberculosis, Luego lo botaron Inglaterra y volvió a Francia.

Aún enfermo se transformó en uno de los de la devoción al Sagrado Corazón.

San Claudio falleció en Paray le Monial el 15 de febrero de 1682, con apenas 40 años y se convirtió en el Santo de la confianza y el predicador de la misericordia del Sagrado Corazón de Jesús, porque sabía que con Dios ¡siempre ganamos!

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