San Charbel, por María García de Fleury
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San Charbel fue un santo monte sacerdote y ermitaño de la Orden maronitas, libaneses de la Iglesia Católica. Nació en circunstancias humildes en el Líbano durante 1828; Joseph Antón Makhlouf era el más joven de los cinco hijos, su padre murió cuando yo Joseph tenía tres años.
Joseph estudió en la escuela parroquial y se ocupaba de la vaca de su familia, comprometido en la oración y la soledad desde una temprana edad paso mucho tiempo al aire libre en los campos y en los pastos cerca de su aldea contemplando a Dios en medio de las inspiradoras vistas de los valles y montañas del Líbano.
Su tío y tutor quería que el niño siguiera trabajando con él, mientras que su mamá quería que se casara con una mujer joven, sin embargo Joseph tenía otros planes y a los 23 años se fue de la casa en 1851 sin decirle nada a nadie. Sus tíos maternos vivían como monges solitarios en la ermita de San Pablo en el valle de Qadisha y Joseph decidió seguir su ejemplo, así se convirtió en el hermano sarbel.
Sarbel tomó sus fotos monásticos en el monasterio de Anaya en noviembre de 1853, luego estudio para el sacerdocio y fue ordenado sacerdote en 1859, vivió su vida de sacerdote cómo le enseño su maestro de teología cuando le dijo «ser sacerdote, hijo mío, es ser otro Cristo, para llegar a hacerlo no hay más que un camino el del Calvario comprometase sin decaimiento, Dios lo ayudará».
Sarbel vivió su consagración religiosa y sacerdotal imitando a Cristo, el sacrificado y haciendo de su misa el centro alrededor del cual se cristalizaría su existencia como sacerdote ermitaño. Le gustaba celebrar la misa y le gustaba celebrarla hacia las 11 de la mañana, de manera de tener mucho tiempo para prepararse a la celebración.
El sacerdote monje vivió y sirvió en el Monasterio de San Marón durante 19 años mostrando una gran devoción a la vida de oración, el trabajo manual, el silencio contemplativo.
Sarbel se destacaba por su predicación y a la vez su superiores observaron el poder sobrenatural de Dios obrando en su vida, es conocido como un hacedor de milagros incluso entre algunos musulmanes. En 1875 le concedieron permiso para vivir como monje solitario en una ermita cercana dedicada a los Santos Pedro y Pablo.
Profundamente devoto de la presencia eucarística de Dios, dedicó su vida a Dios, a la Iglesia, la penitencia y la oración. Sufrió un derrame cerebral mientras celebraba la Divina Liturgia de la Iglesia Catolica maronita el 16 de diciembre de 1898 y falleció en la víspera de Navidad de ese año, tenía 70 años.
Sarbel fue enterrado en el cementerio de su monasterio de Anaya, dicen que después de su muerte surgieron luces extraordinarias desde su tumba por semanas, esto hizo que movieran su cuerpo a un ataúd especial,pues segregaba sangre y sudor con olor a rosas, su cuerpo está incorrupto, fue canonizado en 1977 por el papa Pablo Sexto quien dijo de él «esté Santo Libanesa Maronita es una admirable flor de santidad que florece en el tallo de las antiguas tradiciones monastica de oriente» y nosotros le agregamos «que su amor a Dios era tan grande porque sabía que con Dios siempre ganamos.