San Casimiro, Patrono de Polonia y Lituani, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

María García de Fleury

Casimiro nació en 1458 en Cracovia, era el tercero de los trece hijos de Casimiro rey de Polonia. Su madre Isabel, hija del emperador de Austria, era una fervorosa católica y se esmeró con toda el alma para que sus hijos fueran también entusiastas practicantes de la religión.

Casimiro era tranquilo, alegre y simpático, y su mayor deseo fue siempre agradar a Dios. Como era hijo del rey vivía en un palacio donde el ambiente invitaba a la vida fácil. Sin embargo, se vestía sencillamente, se mortificaba en el comer, en el beber, en la forma de mirar y el dormir. Muchas veces dormía sobre el suelo y se esforzaba por no tomar licor.

Para Casimiro el centro de su devoción era la pasión y muerte de Jesucristo, pasaba mucho tiempo meditando en la agonía de Jesús en el huerto y en los azotes que padeció como también en la coronación de espinas y en la bofetada que le dieron a nuestro señor. Ratos y ratos pensaba en la subida de Jesús al calvario y las cinco heridas del crucificado, meditando en el amor que ha debido llevar Jesús para sacrificarse por nosotros.

Durante el día ayudaba a su padre en el gobierno del reino y de noche pasaba horas de adoración. Demostró también gran amor hacía los pobres. La gente se admiraba de que siendo hijo del rey nunca ni en sus palabras ni en sus tratos se mostraba orgulloso, ni despreciaba a nadie, ni siquiera a los más miserables y antipáticos. Le entregaba a los pobres no solamente bienes materiales, sino también su tiempo, su energía, su inteligencia, y su influencia frente a su padre. Prefería siempre a los más afligidos a los más pobres a los extranjeros que no tenían a nadie que los socorrieran y a los enfermos. Defendió a los miserables, por eso el pueblo lo llamaba «El defensor de los pueblos».

A su padre el rey le advertía con todo respeto, pero con mucha valentía las fallas que encontraba en el gobierno, especialmente cuando se cometían injusticias contra los pobres. El papá atendía con rapidez a sus peticiones y trataba de ponerles remedio.

Cuando fue enviado como cabeza del ejercito a la frontera de Hungría se negó a comenzar una guerra que consideraba injusta.

Se enfermó de tuberculosis y el 4 de marzo 1484, a los 26 años, murió santamente dejando en todos los más edificantes recuerdos de bondad y pureza. Lo sepultaron en Dilma la capital de Lituania. 120 años después de haber sido enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo.

San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y en Lituania y estas dos naciones han considerado, conservado admirablemente su fe católica, aun en este tiempo cuando la gente ve que está en peligro su religión invocan a este joven santo que fue tan entusiasta por defender y difundir la religión católica. Casimiro ha demostrado a lo largo de los siglos con verdaderos prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que le invocan con fe porque él sabía qué con ¡Dios siempre ganamos!

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