San Casimiro, joven laico, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
San Casimiro fue hijo del rey de Polonia llamado Casimiro IV y de la reina Isabel, que era una princesa austriaca, hija de Alberto II, que a su vez era emperador de Alemania, rey de Bohemia y rey de Hungría.
Casimiro nació en el Palacio Real de Cracovia, el 3 de octubre de 1458, es interesante que Casimiro también era nieto de Vladislao II Jagellón, rey de Polonia, que fue el que introdujo el cristianismo en Lituania.
Toda la familia de Casimiro, hermanos, tíos, representaban la realeza católica más influyente del momento. Desde los 9 años Casimiro tuvo como formadores al padre Dlugosz que era un historiador polaco, canónico de Cracovia que más tarde fue arzobispo de Lwów; era un hombre profundamente religioso y un patriota real. También fue su profesor Filippo Buonaccorsi, a quien llamaban Calímaco.
Cuando Casimiro tenía trece años, una facción húngara que estaba descontenta con el rey, le ofreció el trono de Hungría. Ansioso de defender la cruz contra los turcos, con sus trece añitos aceptó el llamamiento y se fue a Hungría a recibir la corona, pero no tuvo éxito y volvió fugitivo a Polonia.
El joven príncipe volvió a ser de nuevo alumno del padre Dlugosz con el que permaneció hasta 1475; más tarde su papá lo asoció al trono y lo inició también en los asuntos públicos. Cuando en 1479 su papá, el rey, se fue a Lituania a pasar 5 años arreglando los asuntos de allí, Casimiro se encargó de Polonia y desde 1481 hasta 1483 administró el Estado con gran prudencia y Justicia.
Por esa época su padre intentó arreglar el matrimonio de Casimiro con la hija de Federico III, emperador de Alemania, pero Casimiro prefirió seguir soltero.
De noche a menudo se arrodillaba durante horas ante las puertas cerradas de las Iglesias sin consideración a la hora ni a la inclemencia del tiempo. Quería dedicar muchísimo tiempo de su vida a Dios, tenía una personalidad muy jovial y un carácter muy alegre, se destacó por su justicia y su castidad, tenía especial devoción a la eucaristía y a la Santísima Virgen.
Le encantaba recitar y meditar el himno de San Bernardo de Claraval que dice “cada día mi alma alaba a la Virgen María”, el cual por mucho tiempo dijeron que había sido él, quien lo había escrito.
A los 26 años cayó víctima de una grave afección pulmonar y murió en la corte de Grodno, mientras viajaba a Lituania, el 4 de marzo de 1484. Sus restos fueron enterrados en la capilla de la Santísima Virgen en la catedral de Vilna. De inmediato lo comenzaron a venerar como Santo por los milagros que hacía.
Segismundo I, rey de Polonia, le pidió al Papa que lo canonizara. l Papa Clemente VIII señaló el 4 de marzo como su fiesta y lo convirtieron en Patrono de Polonia y Lituania, aunque también es honrado en lugares como Bélgica y Nápoles.
Por ejemplo, en una guerra contra los rusos, el ejército polaco invocó la intercesión de San Casimiro frente a Dios y ganaron la batalla.
Aunque falleció muy joven, Casimiro dedicó toda su vida a Dios en medio del trabajo que le tocó realizar como príncipe porque desde muy pequeño siempre supo que con Dios ¡siempre ganamos!