San Bonifacio, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

Bonifacio nació en Inglaterra y desde muy joven se trasladó a la abadía de Nursling en la diócesis de Winchester y allí escribió la primera gramática latina que se hizo en  Inglaterra. Lo consagraron sacerdote a los 30 años y ocho años después, el Papa Gregorio II le dio la misión de llevar la palabra de Dios a los pueblos paganos del centro de Europa; allí fundó y organizó iglesias, creó una jerarquía bajo la jurisdicción directa de la santa sede, sus dones de misionero y reformador generaron importantes frutos, su labor fue tan exitosa que el Papa lo nombró obispo de los territorios que hoy forman Alemania.

Luego, el nuevo papá nombró metropolita y cómo legado pontificio le dio el poder para erigir sedes episcopales y para consagrar obispos. Monseñor Bonifacio promovió el encuentro decisivos entre la cultura rumano cristiana y la cultura germánica y a él se le debe la fundación cristiana de Europa.

La vida y las obras de San Bonifacio están profundamente marcadas por su estrecha relación y fidelidad con los pontificios romanos; la estructura jerárquica de la Alemania actual se debe en sus rasgos esenciales a su obra y aunque no pudo misionar entre los paganos, fue el constructor de la iglesia en el reino de los francos.

Se esforzó por instaurar relaciones eclesiales según el modelo y las directrices de Roma, convocó sínodos importantes buscando fortalecer los vínculos de las poblaciones germánicas con el centro romano de la iglesia y unirlas más estrechamente a la iglesia universal.

San Bonifacio no se desalentó ni ante los grandes obstáculos ni ante los fracasos y las derrotas, dejó a los demás como orientación su experiencia de vida. Decía «luchemos con decisión en el día del Señor, pues han llegado días de aflicción y miseria, no seamos perros mudos ni observadores taciturnos, ni mercenarios que huyen frente a los lobos.  Al contrario, seamos pastores solícitos que velan sobre la grey de Cristo, que anuncian tanto a las personas importantes como a las sencillas, tanto a los ricos como a los pobres, la voluntad de Dios a tiempo y a destiempo».

Con mucho vigor San Bonifacio consolidó las bases de la moral cristiana y procuró que la celebración de la eucaristía y la administración de los sacramentos fueran dignas y estuvieran de acuerdo con las normas eclesiales.

San Bonifacio reconoció la importancia del desarrollo espiritual y moral del hombre a través de la solicitud y la transmisión del antiguo patrimonio de formación cristiana, seguros de que familia, escuelas y centros de formación eran un importante requisito para la predicación y la recepción del Evangelio.

San Bonifacio, el apóstol de Alemania, es modelo de fidelidad al papado como centro de unidad eclesial, por qué se basaba en las palabras de Jesús que aparecen en el Evangelio de San Juan capítulo 15: «Solo es el sarmiento que permanece unido en la vid puede dar fruto». Luchó con valentía en contra de los cultos paganos de su época, no tuvo miedo a la hostilidad cuando se trataba de reformar la vida cristiana ya existente porque iba de la mano de Dios y sabía que con Dios ¡siempre ganamos!

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