San Bernardo de Clavaral y su amor a Dios - 800Noticias
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Religión

María García de Fleury

Bernardo nació en Borgoña, Francia, cerca de Suiza, en el año 1090. De joven, las amistades mundanas, por más atractivas y brillantes que fueran, lo dejaban vacío, lleno de fastidio. Después de cada fiesta, se sentía más y más desilusionado del mundo y de sus placeres. Se fue al convento de los monjes benedictinos, llamado Sister, y pidió ser admitido.

Cuando lo aceptaron, Bernardo regresó a su casa a contar la noticia, pero toda la familia se opuso. Bernardo empezó a hablar tan maravillosamente de las ventajas y cualidades que tenía la vida religiosa, que logró llevarse al convento a sus cuatro hermanos mayores, a su tío y a casi todos los jóvenes de los alrededores.

Y junto con 31 compañeros, llegó al convento de los sistercienses para pedir ser admitidos como religioso. Pero antes, en su finca, los había preparado a todos por varias semanas acerca del modo como debían comunicarse. Y en su finca, los había preparado a todos por varias semanas acerca del modo como debían comunicarse para ser unos fervorosos religiosos.

En el año 1112, a los 22 años, se fue como religioso al convento. Toda su familia fue llegando uno por uno para pedir ser recibido como religioso. Amigos, en toda la historia de la iglesia, es difícil encontrar otro hombre que haya tenido un poder de atracción tan grande para llevar gente a las comunidades religiosas como el de San Bernardo.

En las universidades, en los pueblos, en los campos, los jóvenes, al oírlo hablar de las exigencias, excelencias y ventajas de la vida en un convento, se iban en grupos para que él los instruyera y los formara como religiosos. En cuatro años, una comunidad religiosa que estaba moribunda había recuperado suficiente vitalidad como para establecer una nueva casa con Bernardo como abad, quiere decir como superior.

Bernardo, siendo muy joven, era muy exigente consigo mismo y con los demás. Cuando se enfermó, se fue a la iglesia. Cuando se enfermó y sintió su salud debilitada, aprendió a ser paciente y comprensivo. Su habilidad como árbitro y consejero se hizo ampliamente conocida.

Cada vez lo llamaban para resolver más conflictos y, sobre todo, conflictos de larga data. Bernardo se dedicó por completo a la primacía de la sede de Roma. Intervino en un sisma en todas reglas y lo resolvió a favor del pontífice romano contra el antipapa.

La Santa Sede convenció a Bernardo para que predicara la segunda cruzada en toda Europa. Su elocuencia fue tan abrumadora que se reunió un gran ejército y el éxito de la cruzada parecía asegurado. Sin embargo, los ideales de los hombres y sus líderes no eran los del abad Bernardo y el proyecto terminó como un completo desastre militar y moral. Bernardo se sintió muy responsable de este fracaso. Compuso las palabras de la salve, o clemente, o piadosa, o dulce Virgen María.

Fundó más de 300 conventos para hombres. Consiguió que unos 900 hombres hicieran su profesión religiosa. La vida de Bernardo en la iglesia fue más activa de lo que hoy podemos imaginar, pero sabía que de poco habrían servido sus esfuerzos y su alcance sin las muchas horas de oración y contemplación que le proporcionaron fuerza y dirección del cielo.

Su vida se caracterizó por una profunda devoción a la Santísima Virgen. y sus libros sobre la Virgen María siguen siendo el estándar de la teología mariana.

Bernardo falleció el 20 de agosto de 1153, dejando un inmenso legado de amor, oración y devoción a la Santísima Virgen, invitando a todos a acercarse a Dios, porque él sabía que con Dios siempre ganamos.

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